El parque marino de Sainte Anne es uno de los más espectaculares del Índico. Se encuentra en las Seychelles y allí conviven centenares de especies de mil colores, muchas de ellas acostumbradas a nadar entre turistas que se acercan allí cada día a verlas embobados mientras hacen snorkel. Sus aguas bañan algunos de los complejos hoteleros más exclusivos, como es el caso de uno de los últimos en abrir allí: Enchanted Island.
El nombre no podía ser más evocador, y es que las Seychelles, en cierto modo, son unas islas tocadas por la varita mágica de la buena vida. Imposible no relajarse con esos paisajes montañosos y aguas cristalinas. En este caso, teniendo como hogar un complejo de apenas 10 villas (a partir de 1.100 euros la noche) que se sitúa en una esquina de una isla privada con cinco acres de arena blanca y mucha vegetación (de hecho, existe la posibilidad de alquilar por completo el recinto, con capacidad para hasta 24 huéspedes).
Enchanted Island se encuentra a apenas 15 minutos en barco de Mahé, la capital de Seychelles, por lo que siempre hay tiempo para acudir a visitar el mercado principal local, cargado de frutas exóticas y pescados, muchos de ellos jamás vistos en nuestras aguas. A la vuelta, toca descansar en cabañas de madera, con camas grandes y cómodas y una decoración muy acogedora. El objetivo que cumplen es que nos hacen sentir realmente en casa.
En lo que respecta a la gastronomía, el complejo cuenta con diferentes opciones. El restaurante Bounty presenta todo un menú internacional en el que el punto fuerte, además del sabor, es la presentación, muy cuidada. No falta la cocina local, con pescados frescos, y de los aperitivos se encargan a diario en el Castaway Bar, donde además preparan los mejores cócteles para degustarlos de noche, viendo las estrellas en la playa.
Cada villa cuenta con su propio camino privado a la playa, así como una ducha exterior con efecto de agua de lluvia. Además, una piscina de diseño infinito sólo para nosotros. Y eso sin contar con su Serena Spa, en el que se dan los tratamientos más indulgentes, así como clases de yoga en la playa, terapias holísticas, kayaks, snorkel... Como para querer perdérselo...
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