La política de control del número de turistas que visitan cada año Bután lo convierten en uno de los países más exóticos y desconocidos. El reino de la 'tierra del dragón de truenos' (así se traduce el nombre de este país en su idioma autóctono) ha querido preservar su encanto medioambiental y su forma de vida, así como las incomodidades que supone la llegada masiva de viajeros. Sin embargo, eso no da pie a que no cuente con buenas instalaciones.
Es el caso de este hotel, el Amankora, perteneciente a la cadena Aman Resorts y compuesto por diferentes lodges. Situado en la región centro-oriental del país, respeta y cuida al máximo su extraordinaria naturaleza circundante, ofreciendo a los huéspedes unas habitaciones cómodas y sencillas, con detalles de lujo como la bañera integrada en la suite o camas king size. Además, cuenta con zona de masaje y una buena restauración asiática, especializada en sushi.
Pensado para meditar (se puede hacer junto a monjes tibetanos) y descubrir uno de los pocos rincones vírgenes del planeta, este resort es una de esas maravillas que pasan desapercibida para el viajero poco curioso y selectivo, y de las que presumen los que no se conforman con cualquier destino. A partir de 1.400$/noche.
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