Inspirándonos en las palabras de Ibn Batutta, viajero y geógrafo árabe del siglo XIV, Marrakech es una hermosa ciudad, rodeada por poderosas murallas con magníficos palacios, madrazas y mezquitas y desde el altísimo minarete de la principal, conocida como la de los libreros, podemos divisar la ciudad entera y las montañas nevadas del Atlas.
En este portentoso entorno encontramos un Riad que toma el inspirador nombre de Palacio de las Especias. Aquí se ha querido recuperar el esplendor de un edificio construido en el s. XIX propiedad de la familia Echerid, comerciantes de especias. Hoy en día y respetando al máximo la antigua construcción, abre de nuevo sus puertas desde el corazón de la medina de Marrakech. La decoración de sus salones, el frescor de sus patios, el murmullo de sus fuentes y el atardecer de su terraza hacen que descansar en sus habitaciones se convierta en el feliz final de un día perfecto.
El Riad se encuentra distribuido alrededor de dos patios, a los cuales se asoman todas las dependencias de la casa. El gran patio central estructura todas las estancias, convirtiéndose en el lugar perfecto para un desayuno especial gracias a la agradabilísima sombra que las plantas proyectan sobre su piscina. En la planta baja y abriendo sus amplios ventanales a los dos patios, se encuentra el gran salón de invierno, cálido y acogedor, con su rincón de biblioteca junto a la chimenea, y una amplia zona de comedor en la que poder degustar una cena diferente a base de tadjines o cous-cous. También abierto al patio central, el salón de verano, nos insinúa relax gracias a los divanes que invitan a tumbarse junto a la piscina.
Pérgolas, divanes y rincones especialmente pensados para la calma y el sosiego
Observando a este encantador Palacio de las Especias, aparecen en sus rincones objetos relacionados con el pasado histórico de la construcción, recogidos por los anticuarios de la zona, y que tras siglos han vuelto a su lugar de origen gracias al trabajo minucioso de sus propietarios.
Las siete habitaciones de este hotel Rusticae en Marruecos, toman los nombres de las puertas de Marrakech, lo que a través de un juego sutil nos invita al descubrimiento de cada uno de sus rincones y al relax al final de un ajetreado día en la Medina. Entre ellas destaca la suite Bab Er-Raha, con vistas al patio central y bañera tradicional de hammam, en la que poder perdernos en nuestros pensamientos mientras nos damos un baño de especias.
Coronando este palacio encontramos una preciosa terraza, que con sus pérgolas, divanes y rincones especialmente pensados para la calma y el sosiego, nos regala vistas sobre la antigua medina y desde la que sentimos el latir de la popular plaza Jemma El Fna. Todo esto convierte al Palacio de las Especias en un lugar mágico en cada atardecer, momento en el que las golondrinas sobrevuelan la ciudad, mientras el muecín llama a la última oración del día.
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