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Belmond Mount Nelson, el palacio rosa de Ciudad El Cabo

En las faldas del Parque Nacional Montaña de la Mesa, es el balneario cinco estrellas más sofisticado de la ciudad sudafricana.

Aquellos que hayan viajado a Ciudad El Cabo tienen en la retina el paisaje marcado siempre por la presencia de la Montaña de la Mesa, actualmente un Parque Nacional. Esta montaña de cima plana domina la ciudad, y gracias al teleférico que la une con la ciudad, o mediante los senderos que permiten escalarla, es uno de los destinos turísticos más famosos de Sudáfrica, así como una de las llamadas 'siete maravillas naturales del mundo'.

A sus pies se encuentra uno de esos hoteles que es imposible que pasen desapercibidos. Por su lujo, sus servicios, su exquisitez... y por su llamativo color. Y es que el Belmond Mount Nelson es un conjunto de edificios de un llamativo color rosa palido que es imposible que pase desapercibido. Pero no hay que dejarse llevar por prejuicios, porque si bien es cierto que el tono elegido no es habitual, eso no quiere decir que estemos ante un establecimiento excéntrico. Al contrario, se trata de uno de los epicentros del lujo sudafricano, a un paso del centro pero lo suficientemente retirado como para ser considerado un remanso de paz.

Es precisamente su labor como balneario y spa una de las más apreciadas. El Mount Nelson cuenta con dos piscinas climatizadas, ambas reservadas en exclusiva a los huéspedes. La Oasis es una de las más grandes de Sudáfrica y está pensada para un recreo familiar. The Cottage, en cambio, es una reservada a mayores de 16 años.

Se complemente con el Librisa Spa, cuyas dependencias son independientes del edificio principal del hotel, y que se encuentra en una casa de planta baja y estilo colonial en cuyo interior se encuentran las cabinas de tratamiento, así como salas para manicura y pedicura. Las firmas Dermalogica y Africology son las encargadas de los cosméticos que se utilizan en diferentes rituales, pensados tanto para renovar el cuerpo como para hidratar nuestro rostro.

Con un estilo Victoriano, el hotel destaca por sus grandes ventanales, todos con un enrejado muy elegante. Sus habitaciones y suites (estas desde 45 metros cuadrados) se llenan, por tanto, de luz, que permite admirar mejor una decoración sencilla, con colorido pastel y muchos sillones y sofás en los que acomodarse, si es que no se quiere hacer en las camas King Size. La estrella es la Suite Presidencial, con su propia entrada de mármol, comedor, dormitorio con bañera instalada en la propia habitación, decoración con cristal de Baccarat y un escritorio que ya formaba parte del hotel cuando este abrió sus puertas en 1899.

Sin duda, uno de los establecimientos más clásicos y lujosos de Sudáfrica. Imposible resistirse a pasar aquí unos días (desde 375 €/noche).