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Atrio

Historia, arte, aquitectura, naturaleza y gastronomía se dan cita en un Atrio que es de visita obligada en Cáceres.

El atrio era el patio de las domus romanas, era un lugar de luz, de largas charlas y momentos de feliz paso y encuentro; así se llamó también a la antesala de los lugares de culto, espacios en los que los fieles se preparaban para acceder a Iglesias, Basílicas y Catedrales a rendir pleitesía. No existía pues mejor nombre para este restaurante y hotel que es un lugar de paz, paso y encuentro que glorifica al arte de la gastronomía. Atrio.

Para llegar a este patio tan especial hemos de encaminarnos hacia la provincia romana de Lusitania -Cáceres- y una vez allí, en un rincón reconocido como Patrimonio de la Humanidad por tanta riqueza arquitectónica como alberga de la Edad Media al Renacimiento -la ciudad vieja-, descubriremos Atrio.

El hotel -obra de los arquitectos Emilio Tuñón Álvarez y Luis Moreno Mansilla- respeta el entorno en su piedra exterior y, en su interior, presenta una decoración moderna que por su elegancia y sencillez, por la limpieza de sus líneas y la suavidad y brevedad de la paleta de color armoniza con el entorno; obras de Andy Warhol, Antonio Saura, Antoni Tapies, Georg Baselitz, Candida Höfer, Gerardo Rueda, Thomas Ruff y Thomas Demand culminan un lugar del que uno se aleja siempre con el ánimo de regresar.

Toño, con más de 25 años de aromas y sabores en los que interpretó también cocinas de otros lugares del mundo.

Además de las suites, junior suites y habitaciones dobles, disfrutarás de la terrza, el jardín y el patio y el solarium con la montaña al fondo y la ciudad histórica al alcance de tus manos... y de tu mesa.

El restaurante ostenta dos estrellas michelín y, con esa carta de presentación, todo lo que suceda desde el momento en el que te dispones a degustar tan solo puede ir de bueno a excepcional; la cocina es de Toño, con más de 25 años de aromas y sabores en los que interpretó también cocinas de otros lugares del mundo, y la bodega de Jose, en ella conviven los grandes e incuestionables productores vinícolas con pequenos viticultores menos conocidos pero únicos en la calidad de sus caldos.

Historia, arte, aquitectura, naturaleza y gastronomía se dan cita en un Atrio que es de visita obligada en Cáceres.