Kunsthistorisches Museum ©WienTourismus. Peter Rigaud
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Una música constante

Hace tiempo Viena elevó el placer a la categoría de obra de arte. Hoy, bajo el lema "lo bueno nunca es demasiado", su oferta sibarita se multiplica.

Hablar de Viena y sentir la música es casi un acto reflejo porque pocas ciudades en el mundo han sabido cultivar y transmitir tan bello arte como la capital austriaca. Pero no es la música el único patrimonio que, desde hace siglos, los vieneses cuidan día a día con esmero. Porque hablar de Viena es revivir deliciosas tertulias literarias con sabor a café y a tarta Sacher, evocar a Klimt y a Schielle o dejar volar la imaginación paseando entre palacios barrocos y edificios modernistas.

Entre los infinitos atractivos artísticos que se pueden encontrar en Viena, los museos constituyen una de las citas ineludibles pues, además de reunir en un espacio único –el célebre MuseumsQuartier Wien inaugurado en 2001– cafés de diseño, restaurantes chic e instituciones culturales de la talla del Museo Leopold, el mumok-Museo de Arte Moderno, la Kunsthalle o el Centro de Arquitectura de Viena, la capital austriaca celebra en 2013 la reapertura de uno de sus imprescindibles: la mítica Kunstkammer dentro del Kunsthistorisches Museum. Fruto del caprichoso afán coleccionador de los Habsburgo, la “Cámara Artística y Maravillosa” nos ofrece un paseo por el tiempo a través de piezas de extraordinario valor como la famosa “Saliera” de Cellini.

Y aunque la música sale al paso de visitantes y foráneos en cualquier rincón de la ciudad por recóndito y secreto que este sea, el encuentro en el Augarten con los Niños Cantores de Viena es otra de las grandes citas del año con la ópera, el vals y la larga tradición musical instaurada por Mozart allá por el 1782.

La nueva sala de conciertos recién estrenada y provista de las últimas tecnologías permite gozar a más de 380 espectadores de un espectáculo acústico inigualable en el que los niños y las grandes estrellas de la música compartirán escenario para deleite de todos los amantes de la música. Apetecible, ¿verdad?

Pero no penséis que Viena termina aquí. ¡Ni mucho menos! Nos falta la noche, los palacios, los grandes bailes, las compras, los mercados, las incursiones por los barrios “cool”, la riquísima gastronomía austriaca y la Viena más verde. ¿Os lo vais a perder?