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La cueva de Los Enebralejos

Descubrir un santuario de la prehistoria

Para los amantes de las estalactitas y las estalagmitas, ésta cueva, la más grande que se conoce en la provincia de Segovia, es de obligada visita. Pero no sólo vamos a poder ver espectaculares formaciones rocosas, también unas fantásticas pinturas ruprestres y restos arqueológicos de la que fuera la necrópolis del asentamiento que pobló esta zona hace más 2000 años. Los restos encontrados, fragmentos de herramientas, de cerámica, grabados y pinturas rupestres en las áreas de enterramiento, han permitido conocer cómo se desarrollaba la vida de aquellos pobladores del inicio de la edad de los metales.

Arqueología, espeología y turismo, unidos, para disfrutar de una jornada perfecta. A 110 km de Madrid, en la localidad de Prádena, en Segovia se encuentra la Cueva de los Enebralejos, llamada así por encontrarse en una zona donde abundan los enebros o sabinas. Con 3670 metros de longitud, y dividida en tres galerías, desde 1995 se han habilitado unos 500 metros que pueden ser recorridos sin ningún problema. Todo esta perfectamente iluminado y señalizado, y la temperatura en el interior es de unos 13 a 16 grados. Merece la pena desplazarse hasta allí. Hay mucho que ver.

Las visitas son guiadas y se van formando grupos de unas 25 personas por orden de llegada. En el edificio principal podemos ver una proyeción que nos muestra cómo era la época y la vida de nuestros antepasados, y también una exposición con paneles y objetos que guardan relación con la cueva y con los restos del asentamiento del entorno. Un lugar privilegiado para que los niños descubran y aprendan más sobre la Edad del Bronce.

Desde el mismo edificio bajamos unas escaleras que nos conducen directamente al interior de la cueva. El recorrido comienza por una galeria iluminada que nos muestra ya las primeras formaciones. Llegamos a la sala de los Enterramientos donde vamos a encontrar restos de la antiquísima necrópolis. Seguiremos hacia la sala del Santuario, la más grande de la cueva donde abundan las pinturas y los grabados prehistóricos. Todo ello pasando por  galerías con distintas estalacticas y estalagmitas de gran belleza, columnas y banderas de curiosas formas y nombres como las Palmeras, la Cascada, el Belén o el Fantasma. Salas como el Parto o Tortícolis completan nuestro camino hasta llegar a la Pared de los Colores, donde se aprecian, además de blancos, grises y negros, colores como naranjas, azules y amarillos debidos a los minerales que la componen. Esta aventura tiene una duración de unos cuarenta y cinco minutos y es apta para todos los públicos. Se puede realizar con niños pequeños ya que todo el recorrido es sencillo y las explicaciones de los guías muy interesantes.

Además de la cueva, en el mismo recinto se puede realizar otra actividad, reservando previamente. La reconstrucción de un poblado prehistórico, con una recreación de cómo era la vida en aquella época, hace más de 4000 años. La talla del sílex, la caza, el curtido de pieles o la fundición para fabricar diferentes herramientas en cobre, son algunas de las cosas que vamos a poder ver, tal y cómo eran entonces.

Siempre hay una buena razón para acercarnos a Segovia. La cueva de los Enebralejos es una experiencia muy didáctica que gustará muchísimo a los niños pero también a los mayores. Un poco de prehistoria y mucho de aventura en un espacio mágico.