Resulta imposible alejarse en Derry de su trágica historia reciente. Fue en esta pequeña ciudad norirlandesa, muy cerca de la frontera norte con la República de Irlanda, donde se sucedieron algunos de los enfrentamientos más cruentos entre la mayoritaria población católica y el ejército y la policía británica en los años 70 y 80 del pasado siglo. Visitar sus calles y sus museos permiten al visitante sentirse un espectador de excepción y más si cabe este 2013, en el que la ciudad ha sido elegida Capital Cultural de Reino Unido y que lo celebra con multitud de encuentros artísticos y exposiciones en las que no faltan muestras sobre el horror vivido en la Batalla del Bogside (1969) o el Domingo Sangriento (1972).
Pero que nadie espere durante su visita a Derry (o Londonderry, que es como la llaman los protestantes unionistas) una ciudad anclada en aquellos años oscuros. Al contrario, la localidad se alza como todo un destino turístico desde el que descubrir las maravillas de la costa norte irlandesa, así como un centro histórico que reclama para sí las vicisitudes por las que ha pasado este pequeño rincón en el que, por ocurrir, incluso encalló una nave de la Armada Invencible de Felipe II (el Museo de la Torre se encarga de mostrar los restos encontrados en el fondo marino).
Estamos en una de las ciudades amuralladas mejor conservadas de Europa. De hecho, es posible caminar prácticamente por todo el perímetro de su muro, lo que seguro gustará a muchos de los seguidores de 'Juego de Tronos', ya que es fácil sentirse como si fuéramos guardianes de la Noche mientras caminamos por la fortificación (la región es precisamente escenario del rodaje de la serie de televisión). Eso sí, aquí estamos rodeados de cañones, los mismos que ayudaron a defender la ciudad en varias ocasiones, e incluso a los granjeros escoceses a los que la población irlandesa quiso echar de estas tierras en el siglo XVII.
Uno de los símbolos que mejor representan la nueva y reunificada Derry es el puente de la Paz, en el que dos 'brazos' convergen tratando de darse un abrazo. Al final del mismo, una antigua zona militar británica se ha reconvertido en todo un centro cultural, con talleres y zonas para exposiciones, así como grandes jardines donde tomar el sol los días de buen tiempo. Si las temperaturas altas no acompañan, qué mejor entonces que dedicar el día a las compras. Aquí no espere boutiques de grandes firmas de lujo, pero sí podrá hacer el agosto si se es amante de las gangas, ya que abundan los centros comerciales de firmas asequibles, así como muchas cafeterías y pubs en los que reponer fuerzas.
Hasta fin de año, Derry está inmersa en un sin fin de actos culturales que la convierten, más que nunca, en uno de los destinos más interesantes de Europa. Dejarse seducir por Irlanda del Norte es mucho más que una buena idea.
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