Carles Alfaro firma esta nueva y minuciosa versión de Tío Vania, el clásico de Anton Chéjov que la compañía Moma Teatre sube a las tablas de los Teatros del Canal poniendo en primer plano a los personajes y defendiendo, según las palabras del director valelnciano, una lectura del mundo de Chéjov de lo que está a punto de pasar, con unos protagonistas desesperados por el cambio. Y el cataclismo familiar que sobrevuela la escena. Una original revisión que Alfaro ubica en algún lugar del África subtropical, cambiando por completo el escenario ideado por Chéjov.
No así los personajes, cuyas almas y pensamientos transitan por la obra con el mismo espíritu que el dramaturgo ruso les otorgaba; con las mismas cavilaciones y frustraciones; las mismas esperanza y deseos; los vestigios de lo dicho y lo no dicho, de lo hecho y lo no hecho. Salvo el espacio y el tiempo en que fueron creados. Todo muy chejoviano y dramático, cargado de ese humor negro y sibilino, tan alejado del supuesto ambiente idílico, que sólo Chéjov era capaz de transmitir a través de las palabras unos protagonistas que, mientras hacen y dicen, representan una auténtica comedia humana. Hace sol. Llueve de puertas adentro. En efecto, como apunta Rodolf Sirera —nombre indispensable en esta versión de la pieza en la que participa como traductor— los personajes exhiben de manera cada vez más impúdica, a medida que sus anhelos y sus frustraciones se van desplegando ante los ojos y oídos del espectador contemporáneo, unos conflictos aparentemente triviales que ocultan, bajo esa tranquilizadora capa de inocuidad, un desazonador pesimismo.
Tío Vania se estrenó en el Teatro del Arte de Moscú en 1899, bajo la dirección de Stanislavsky y Nemirovich-Danchenko y Olga Knipper —con quien Chéjov contraería matrimonio— en el papel de Elena, la bella joven cuyo matrimonio con el profesor recién jubilado pone patas arriba la convivencia de los habitantes de la casita de campo donde se desarrolla la escena: Sonia, hija de un primer matrimonio del Profesor; la “Maman”, madre de aquella primera esposa ya fallecida; y Vania, tío de Sonia, hijo de la “Maman”.
El Vania de Alfaro —cuyo elenco reúne algunos de los nombres de mayor peso de la escena valenciana, como Rafael Calatayud, Empar Canet, Josep Manel Casany, Àngels Fígols, Mamen García y Rebeca Valls—, como el de Chéjov, habla sobre temas tan universales como el paso del tiempo, la dejadez y las oportunidades perdidas y podrá verse en la Sala Verde de los Teatros del Canal hasta el domingo 3 de abril.
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