Rodelinda de Häendel. Fotografía: @ Javier del Real / Teatro Real.
Escena

Claus Guth lleva al Real la primera versión escénica de Rodelinda

Obra maestra de Georg Friedrich Händel, estrenada en Londres en 1725, es uno de los pocos títulos de ópera que exalta el valor del amor conyugal.

Cuando Georg Friedrich Händel compuso Rodelinda en 1725, llevaba ya dos óperas más — Julio César y Tamerlano — en el haber de los últimos de doce meses. Su trabajo como músico, que compaginaba con el de empresario en la Royal Academy of Music en Londres, le tenía condenado a una actividad frenética. Sin embargo, esta última pieza llevaba en el ADN el gen de la revolución argumental. Se trata de uno de los títulos más hermosos y cautivadores del compositor alemán. Sin embargo, es también uno de los menos frecuentes en los escenarios líricos del mundo. Las razones aducidas son muy variadas. Entre ellas destaca el complejo papel de los personajes principales, además de las exigentes arias y la habitual duración de las óperas barrocas.

El Teatro Real trae a Madrid primera versión escénica en España de Rodelinda. Todo un acontecimiento musical cuya puesta en escena traslada el ambiente original de la Italia del siglo VII a una siniestra mansión gregoriana donde las fantasías de un niño atormentado (Flavio) conducen la acción dramática. El hijo de la protagonista y el rey Bertarido es clave a la hora de interpretar la trama, pero no canta. A través de sus ojos infantiles, sus dibujos y pesadillas, se descubren emociones, situaciones extremas por las que necesariamente han de pasar el resto de los personajes. Todo un reto para el director Claus Guth que cuenta de nuevo con la complicidad de Christian Schmidt en la elaboración de la escenografía y el vestuario, y de Joachim Klein para la iluminación.

La historia transcurre en Milán, en el palacio de los reyes de Lombardía. Gira en torno al amor conyugal y la nobleza de carácter. Y esta es otra de las originalidades de la ópera, pues rara vez triunfan en la escena la fidelidad y la inteligencia femenina. En ‘Rodelinda’, la lealtad es verdaderamente la fuerza motora de la trama, apunta el actual director del Teatro Real, Ivor Bolton. Y no solamente hablamos de la lealtad a su esposo Bertarido, al que cree muerto. También la profesada a su hijo Flavio. Sobre ella recae todo el peso de una acción premeditada y creada especialmente para la soprano Francesca Cuzzoni, una de las voces más bellas de la época de Händel.

Rodelinda cuenta en el Real con un doble repartoel mejor elenco posible, afirma Guth— encabezado por las sopranos Lucy Crowe y Sabina Puértolas, quienes alternarán la interpretación de la leal reina lombarda. Junto a ellas, los contratenores Bejun Mehta y Xavier Sabata (Bertarido) y Lawrence Zazzo y Christopher Ainslie (Unulfo), los tenores Jeremy Ovenden y Juan Sancho (Grimoaldo), las mezzosopranos Sonia Prina y Lídia Vinyes-Curtis (Eduige) y los bajos Umberto Chiummo y José Antonio López (Garibaldo).

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Ópera en tres actos. Música de Georg Friedrich Händel (1685-1759). Libreto de Nicola Francesco Haym.
Teatro Real de Madrid. Funciones: 24, 25, 26, 29, 30, 31 de marzo. 1, 2, 5 de abril. Horario: 19.00 h. Domingos a las 18.00 h. Duración aproximada: 3 horas y 30 minutos. Parte I: 1 hora y 30 minutos. Pausa de 25 minutos. Parte II: 1 hora y 25 minutos.

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