Mariana Pineda tuvo una vida breve y una muerte injusta. Pese a ello, o tal vez por ello, se convirtió en mito y símbolo de la libertad. Cuando Federico García Lorca escribió la obra de teatro en honor a la heroína liberal era todavía un joven escritor que apuntaba ya las cualidades literarias que iban a distinguir su producción. No obstante, el poeta granadino no tenía claro el acierto de su decisión. Era su segunda obra de teatro y la primera —El maleficio de la mariposa— había sido un fiasco.
Sin embargo, en esta ocasión sí había dado en el clavo. Pese a sus dudas y la censura de Primo de Rivera, la obra se representó por primera vez en el verano de 1927 en el teatro Goya de Barcelona, con decorados y escenografía de Dalí y Margarita Xirgu en el papel de Mariana. Con el éxito en la mochila se subió a las tablas del Teatro Fontalba de Madrid en octubre de aquel mismo año.
Mariana Pineda Muñoz nació en Granada el 1 de septiembre de 1804. Sus padres — María de los Dolores Muñoz y el capitán de navío y caballero de la Orden de Calatrava, Mariano de Pineda—nunca llegaron a contraer matrimonio. La infancia de Mariana estuvo rodeada de situaciones rocambolescas, pero sobre todo complejas. Con esa mochila, se casó a los 15 años con Manuel de Peralta.
Su suerte tampoco cambió con el matrimonio, y tres años después la joven se quedó viuda y con dos pequeños a cargo. Las expectativas no parecían muy optimistas. Sin embargo no consiguieron arrugarla. Al contrario, lejos de renunciar a su ideología política, se embarcó de lleno en la causa liberal ayudando y acogiendo en su casa a los miembros del partido perseguidos durante el absolutismo de Fernando VII. El 18 de marzo de 1831 la policía irrumpe en su casa. Mariana es acusada de poseer una bandera inacabada que simbolizaba la lucha contra la monarquía. Su abogado intentó defenderla sin éxito y dos meses después fue ejecutada en el Campo del Triunfo de Granada.
El Teatro de Rojas (Toledo) acoge el próximo día 4 de octubre el estreno absoluto de Mariana Pineda, de Federico García Lorca, un texto versionado por Javier Hernández-Simón, quien también dirige la producción. El reparto lo encabezan Laia Marull, Álex Gadea y Óscar Zafra que interpretan los papeles principales. Lo completan Aurora Herrero, Marta Gómez, Silvana Navas, Sara Cifuentes, Fernando Huesca y José Fernández.
La obra comienza con la protagonista bordando una bandera liberal. Lo hace en secreto, para don Pedro Sotomayor, el cabecilla del movimiento en Granada y de quien está enamorada. Javier Hernández-Simón respeta el texto y la propuesta escénica originales que se centran en el mundo interior de la propia Mariana. El espacio transmite la asfixia social, política y emocional que siente la protagonista, como si de una cárcel (invisible) se tratase. La iluminación, casi clandestina, contribuye a acentuar la sensación de opresión.
“Mariana Pineda es una mujer que se rebela contra todo lo establecido en su sociedad, y no lo hace con el ánimo de pasar a la historia o ser una heroína del pueblo, sino movida por su corazón, un corazón libre que no entiende de normas ni de géneros y que, sobre todo, no entiende de miedo”, afirma Hernández-Simón fascinado por la personalidad combativa de Pineda. Es precisamente esa fortaleza, esa rebeldía, esa honestidad con ella misma la que empuja al director y escritor a versionar y poner escena la obra de Lorca.
Tras las representaciones en Toledo, la compañía continuará de gira por toda España, con más de cuarenta funciones confirmadas.