Los Cupiello celebran la Navidad en el Teatro María Guerrero.

Le llaman Eduardo. Simplemente. Cuando se habla de teatro en Italia nadie necesita más para saber que se trata de De Filippo, uno de los dramaturgos europeos más relevantes del siglo pasado. Autor, actor, humorista, director teatral, también de cine. Eduardo De Filippo fue uno de los precursores del neorrealismo italiano. Su trabajo influyó notablemente en figuras como Rosellini, Fellini, Pasolini. De hecho, su obra cumbre, Filumena Marturano (1946) fue adaptada a la gran pantalla casi dos décadas después por Vitorio de Sica.

Y es que Eduardo De Filippo creció al abrigo del teatro napolitano. Sobre los escenarios —que pisó por primera con tres años— aprendió el arte de la comedia, el de la calle, el de la vida. Su prolífica obra bebió de las fuentes de Chéjov y de Pirandello, pero nunca olvidó la cultura popular de su Nápoles natal. Ni las de sus gentes. Y con todo ese mejunje medio costumbrista, medio refinado logra elaborar un lenguaje teatral inteligente y muy personal.

El Centro Dramático Nacional, bajo la dirección de Aitana Galán, presenta Navidad en casa de los Cupiello. Uno de los mejores títulos de De Filippo; uno de los más célebres. Una comedia de altura con tintes de drama en la que no hay ni un solo tópico napolitano que echar en falta. La familia Cupiello se dispone a celebrar la Navidad con toda la parafernalia al uso. La puesta del Belén es el pistoletazo de salida de una disparatada historia a la italiana muy próxima al sainete. Pero es también una historia de amor y una reflexión profunda sobre la importancia de la familia.

Navidad en casa de los Cupiello. De Eduardo De Filippo. Adaptación Aitana Galán y Jesús Gómez Gutiérrez. Dirección Aitana Galán. Hasta el 8 de enero en el Teatro María Guerrero de Madrid. Sala de la Princesa.

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