La tumba de María Zambrano
Escena

El legado de María Zambrano baña la escena del Valle-Inclán

Nieves Rodríguez Rodríguez y Jana Pacheco recuperan para el CDN la figura de María Zambrano.

María Zambrano tendría hoy más de un siglo. Nació en Vélez-Málaga en 1904. Fue la primera mujer galardonada con el Premio Cervantes, pero eso sucedió mucho tiempo después de haber experimentado el regusto amargo del exilio. Quizás no tan acre. Porque para una de las pensadoras más notables del siglo XX, pionera del pensamiento entendido como poesía, defensora de los derechos femeninos, comprometida con la cultura, la libertad y la república, tertuliana del Pombo y discípula (no acólita) de Ortega y Gasset, el páramo de la dictadura le hubiera sabido a cianuro.

Ella misma lo afirmaba —"el exilio que me ha tocado vivir es esencial. Yo no concibo mi vida sin el exilio que he vivido”— tras su regreso al territorio patrio que, pese a otorgar cierto reconocimiento a su obra, insistió en silenciar su legado intelectual y humano.

Nieves Rodríguez Rodríguez —autora del texto— y Jana Pacheco —directora de escena— recuperan para el CDN la voz imprescindible (hoy más que nunca) de María Zambrano.

“Levántate, amiga mía, y ven”. Estas cinco palabras arrancadas de El cantar de los cantares, grabadas sobre el mármol de la tumba de Zambrano bastaron a Nieves Rodríguez para armar toda una arquitectura en torno al pensamiento creador y la “razón poética” de la mujer que marcó un hito en la historia filosófica de la España del siglo pasado. Araceli, la hermana de María (su pilar emocional); su padre (el pilar intelectual que la mantuvo en la brecha) y un niño hambriento que simboliza la injusticia social y el ansia de futuro, son los personajes clave del texto.

Con el testigo de la autora en la mano, Jana Pacheco afronta el desafío de subir a las tablas esa historia en espiral donde la vida y la muerte, la infancia y la madurez, la filosofía y la poesía, la primera y la última palabra (paz) se disputan el protagonismo. Es, en realidad, la potencia humana de María Zambrano quien gobierna la escena y la obra que es más una ventana abierta al pensamiento de Zambrano que a su biografía.

"La figura de María Zambrano, cuya filosofía fue un canto a la vida, a la paz, nos enseña que “el sentir entiende y el entender siente” y nos deja su razón poética para que poesía y  filosofía sean un camino útil para transitar la realidad", explica Pacheco. Y en ello basa su montaje: en la magia, la alegoría, la palabra, la estética y la experiencia de una mujer excepcional.

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Teatro Valle-Inclán / Sala Francisco Nieva. Funciones: del 10 de enero al 11 de febrero de 2018. De martes a sábados, a las 19 h. Domingos, a las 18 h.

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