Venecia, siglo XVII, en pleno carnaval. Francesco Cavalli, que ya llevaba a la espalda unas cuantas composiciones operísticas, se alía definitivamente con el libretista Giovanni Faustini, un joven abogado que quiso vivir de la ópera en su doble rol de libretista y empresario. Faustini y Cavalli estrenaron diez títulos a lo largo de una década, que culminó en 1651-52 con las dos principesse gemelle Calisto y Eritrea. Durante ese tiempo entre ambos definieron un estilo que se iba a prolongar durante un siglo: enredos, dobles parejas, máscaras y cierta comicidad.
La ciudad de los canales era entonces una especie de paraíso carnal y libertino donde los preceptos de la Iglesia se volatilizaban como papel de fumar. Excomulgada en 1606 por el papa Pablo V, la romántica urbe italiana crecía en cultura y extensión. Las representaciones lúdicas se multiplicaban y los espacios teatrales, sin mecenas ni papas que los financiasen y censurasen, se nutrían del gusto popular y de vender entradas, obviamente.
Francesco Cavalli fue el primer músico veneciano en explorar de manera profunda el camino emprendido pocos años antes, en 1637, por una compañía itinerante que recaló en Venecia para interpretar el drama mitológico Andromeda. El éxito fue arrollador. Y es que el público veneciano de la época tenía un gusto muy definido en cuanto a las representaciones artísticas.
Giovanni Faustini fue uno de los libretistas más importantes y fértiles de la época, además de gestor de los teatros venecianos San Moisè y San Aponal (Apollinaire). Aunque murió de manera repentina a los 36 años, su impronta marcó el lenguaje operístico: inventar argumentos, combinar mitos, estructurar la obra en tres actos, crear escenas de enmascarados, recuperar los clásicos.
En 1651, el año en que se estrena La Calisto, la temática mitológica ya no era la habitual. El público buscaba la transgresión, los vestuarios extravagantes, los efectos especiales, el espectáculo y las historias truculentas de los protagonistas. Inspirada en el libro II de Las metamorfosis de Ovidio, Faustini desata su imaginación y crea una trama repleta de humor, conspiraciones y crítica inmisericorde contra los preceptos reaccionarios de Roma.
Entre los días 17 y 26 de marzo, el Teatro Real ofrecerá 9 funciones de La Calisto, una insolente, lasciva e hiperbólica ópera barroca, que se presentará por primera vez en Madrid. Estrenada en 2005 en la Ópera Estatal de Baviera, se repuso tres veces más en ese teatro, antes de representarse en la Royal Opera House en 2008, siempre con gran éxito.
David Alden presenta el mundo delirante de La Calisto, con guiños cómplices al espectador de hoy y un decorado psicodélico cercano a Paul Steinberg. El director musical del Teatro Real, Ivor Bolton, dirige de nuevo la producción, que interpretarán Karina Gauvin y Rachel Kelly (L’Eternità / Giunone), Monica Bacelli y Teresa Iervolino (Il Destino / Diana / Le furie), Luca Tittoto y Wolfgang Schwaiger (Giove), Nikolay Borchev y Borja Quiza (Mercurio), Louise Alder y Anna Devin (Calisto), Tim Mead y Xavier Sabata (Endimione), Guy de Mey y Francisco Vas (Linfea, Dominique Visse (La Natura / Satirino / Le furie), Ed Lyon y Juan Sancho (Pane) y Andrea Mastroni (Silvano).
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La Calisto. Estreno en el Teatro Real. Producción de la Bayerische Staatsoper de Múnich. Fechas: del 17 al 26 de marzo 2019. 20:00 horas; domingos, 18:00 horas
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