Escena

Griegos (y griega)

Los griegos son esos tipos que empezaron haciendo unos dramas estupendos, para que con el tiempo...

Los griegos son esos tipos que empezaron haciendo unos dramas estupendos, para que con el tiempo se hiciera un drama nada estupendo con ellos. Así que cuando se trata de abordar temas de ese tipo, saben de lo que hablan. Tomemos por ejemplo a Sófocles, que además de llevar un drama con su nombre -me imagino a los amigos de cachondeo Sofi por aquí, Sofi por allá- se marcaba unas historias de lágrima y muy señor mío. Hay quien dice que su obra Antígona contiene dentro los cinco conflictos fundamentales que dan origen a todas las situaciones dramáticas. De ahí que sea uno de los mitos (y obras) que durante siglos ha permanecido más vigente.

Por ejemplo, el francés Jean Anouilh retomó al personaje para realizar toda una valiente crítica del poder en 1944. Si se cae en la cuenta de que se estrenó en una Francia ocupada por unos tipos de gris (que diría Bogart) y con un tal Petain en ese poder, se entiende muy bien lo de "valiente".

Esta la versión que Rubén Ochandiano y Carlos Dorrego adaptan para llevar al escenario en las Naves del Español de Matadero Madrid. Con Nawja Nimri, en su primera incursión en el teatro, como Antígona, la obra no puede estar más de actualidad en un momento en el cual son precisamente el poder y la relación del pueblo con él los temas que de una manera u otra están todos los días de actualidad.

Recomendable acudir para dar sentido a pensamientos de indignación con la realidad que nos rodea y comprender que, para bien en muchos casos y para mal en este particularmente, nada ha cambiado mucho desde que los griegos se inventaron una cosa llamada teatro.

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