Aunque el título pueda inducirnos a error, El pequeño poni no es una obra de teatro para niños, sino sobre niños. Grayson y Michel. Dos pequeños de nueve años “culpables” de asistir a clase con una mochila de la serie de dibujos animados My Little pony. El detonante, según la dirección de la escuela, del brutal caso de acoso escolar y agresiones que sufrieron los niños. Pero no en defensa de ellos, las víctimas. Sino como justificación de la actitud de los acosadores. Pues, según el centro, acudir al colegio con una bolsa semejante alteraba la rutina del resto de compañeros. En consecuencia, Grayson Bruce (al igual que un mes antes y por los mismos hechos, Michel Morones) fue expulsado. Qué aberración, pensarán. ¿Cómo es posible digerir semejante injusticia?
Esa fue precisamente la reflexión que empujó a Paco Bezerra a abordar el problema del acoso infantil en el colegio. No sólo desde la violencia y la incomprensión que a menudo sufren los pequeños. También desde la rabia y la impotencia de los padres. Inspirado en este caso real ocurrido hace un par de años en un centro escolar estadounidense, el autor centra la trama en los padres del niño acosado. En cómo afronta el problema cada uno de ellos. Mientras que el padre defiende la libertad del niño, la madre se agarra a la seguridad.
De este modo, Bezerra enfrenta ambos conceptos antes de zambullirse en una profunda reflexión sobre los prejuicios sociales del mundo adulto. La ineptitud derivada. El miedo y el instinto de protección. En las consecuencias que todo ello tiene para los niños y para la sociedad en general. Pero también se alza como grito teatral contra el acoso escolar. Esa dolorosa realidad en la que viven atrapados cada vez más niños de todo el mundo.
Con la complicidad del director Luis Luque, y los actores María Adánez y Roberto Enríquez, El pequeño poni denuncia sin tapujos una situación cada vez más preocupante, al tiempo que convierte esa mochilita con un poni de crines brillantes en un símbolo de libertad, de lucha por la diferencia y contra la mediocridad impuesta por la dictadura de lo “políticamente correcto”. Un delicado montaje teatral que autor y director dedican a Michael Morones y a Grayson Bruce. A todos los niños y niñas que, como ellos, han sufrido insultos y agresiones sin que ningún adulto de su entorno haya hecho nada por evitarlo.
La obra llega al Teatro Bellas Artes de Madrid tras una esplendorosa gira por España. Permanecerá en cartel hasta el 16 de octubre.
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