Escena

El holandés errante echa el ancla en el Teatro Real

El Teatro Real presenta una original producción de 'El holandés errante' de Richard Wagner, bajo la dirección musical de Pablo Heras-Casado y Àlex Ollé y Alfons Flores en la escenografía.

La leyenda de El holandés errante parte de la historia de un navío condenado a vagar eternamente por todos los mares del mundo. Desde esta premisa las versiones de la misma se han balanceado entre barcos fantasmas, capitanes ambiciosos, pactos con el diablo y amoríos desdichados. Cuando un joven Richard Wagner de apenas 30 años se adentra en el mito hecho cuento por Heinrich Heine, pesaba sobre su ánimo una turbulenta travesía personal a bordo del Thetis. Ya le rondaba la idea, afirma el compositor en su biografía. La obrita de Heine sobre el marino errático acaba de encender la imaginación del compositor quien se lanza (ya en tierra firme) a ponerle música a los rugidos del mar y los fiordos noruegos. A la potencia del viento y las aguas oscuras.

Barco u hombre, El holandés errante es una historia de espectros a la que Wagner incorpora su propio imaginario emocional: la eternidad, la muerte, la maldición, la condena, la redención por amor… Todos ellos elementos indispensables de la nueva estética romántica que el alemán comienza entonces a desarrollar. Desde la furia del mar como metáfora de la búsqueda de lo absoluto y su terrible experiencia en el Thetis, Wagner construye una composición musical repleta de efectos visuales. Las tempestades, el oleaje, el frío del Mar del Norte se reflejan (casi pueden verse) en las arias y modulaciones difuminadas en la partitura del alemán.

Como en la leyenda, casi siete años después de la última representación, El holandés errante fondea de nuevo en el Teatro Real de Madrid. Dos horas y media sin pausa vuelven a unir los nombres de Pablo Heras-CasadoAlfons Flores y Àlex Ollé, quien traslada el viaje a la deriva del holandés desde las aguas del Mar del Norte al Golfo de Bengala, donde el boque es engullido por el terrible puerto de Chittagong.

El mar convertido en ese monstruo negro que vapulea al hombre condenado y el resto de recursos estilísticos wagnerianos supusieron para Àlex Ollé (La Fura dels Baus) un gran reto a la hora trasladar a la escena actual los entresijos estéticos y emocionales de la ópera de Wagner. ¿Podría pasar hoy una historia así?, se preguntaban una y otra vez él y el escenógrafo Alfons Flores. Desde luego no en el lado contemporáneo occidental. Pero el mundo es inmenso y existen lugares infames donde todavía hoy los padres venden a sus hijas; donde la devastación lo impregna todo. El infierno en la tierra llaman a ese vertedero de navíos descuartizados donde, la vida tiene tan poco valor que la muerte, a su lado, no es necesariamente una mala opción. Palabra de Ollé, que añade, El holandés errante es ahora un barco embarrancado en los escollos del siglo XXI.

Allí, en ese espacio inquietante creado por Flores, dos repartos de reconocidos cantantes wagnerianos dirigidos por Pablo Heras-Casado narran la historia de Daland, Senta, Erik y el barco de las ánimas.

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El holandés errante. Richard Wagner (1813-1883). Ópera Romántica en tres actos. Música y libreto por Richard Wagner, basado en la obra Aus den Memorien des Herren Schnabelewopski de Heinrich Heine.

Producción de la Opéra national de Lyon, en coproducción con la Bergen Nasjonale Opera, Opera Australia y la Opéra de Lille.

Director musical: Pablo Heras-Casado. Director de escena: Àlex Ollé (La Fura dels Baus). Escenógrafo: Alfons Flores.

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