Sarah McGowan
Folk

Williamsburg Boy. Sarah McGowan

La estadounidense Sarah McGowan nos ofrece una de esas canciones que alegran el día.

La primera vez que Sarah McGowan interpretó una canción suya en directo fue en 2007, en un concierto que tuvo lugar en el instituto en el que ella estudiaba. Eso fue en su localidad natal, en Darien, Connecticut, una pequeña población de poco más de 20.000 habitantes y a poco menos de hora y media de Nueva York. Esa sana costumbre de contar sus historias con música, de componer sus canciones, apareció muy prematuramente, cuando tan sólo tenía 14 años y continuó con ella e interpretándolas en vivo hasta que se hizo muy popular en todos los escenarios de la zona. Ese fue el inicio de una carrera que ahora alcanza una nueva etapa con la publicación de su primera referencia discográfica, “Indian Summer”.

En 2010 Sarah se trasladó a Nueva York para comenzar sus estudios en la Universidad y licenciarse en música y español. A los pocos meses, ese mismo otoño, ya debutó con un concierto en el Red Lion, un emblemático lugar situado en el Greenwich Village que ofrece música en directo todas las noches y con tres bandas o artistas por velada, (¡una maravilla!) y en el que Sarah terminó actuando tres veces por año hasta 2012. Fue entonces cuando se fue a vivir a Buenos Aires durante cuatro meses para estudiar música latinoamericana. De paso aprendió a tocar el charango, una guitarrita típica de la cordillera de los Andes, similar de tamaño al ukelele pero con cinco cuerdas dobles, parecida también a una mandolina o una bandurria.

Esta estancia en América del Sur resultó ser una gran fuente de inspiración para la música de Sarah McGowan. Cuando regreso a Estados Unidos en el verano de 2013 comenzó a trabajar con el productor J Chris Griffin en su estudio Engine Room Audio de Manhattan y comenzó a aprender producción musical e ingeniería de sonido. En esta época, la música de McGowan evoluciona del sonido pop adolescente con el que había empezado a un folk rock más marcado, más solido, más profundo y que ella define como “dulce pero con aristas”. Sus canciones están fuertemente inspiradas por Florence + The Machine, Feist, Regina Spektor y la gran Joni Mitchell.

Recién graduada en la Universidad, Sarah McGowan acaba de lanzar su Ep de debut, “Indian Summer”, en el que está incluida la canción “Williamsburg Boy”, una de esas melodías alegres, coloridas y postivas que cuando suenan hacen que todo se ilumine. Pop deliciosamente optimista. Un aperitivo del que será su primer álbum, en el que ya está trabajando y para el que ya ha realizado algunas grabaciones.

 

I’m in love, I’m in love with a Williamsburg boy
But please don’t tell him, don’t tell him.
I’m in love, I’m in love with a Williamsburg boy
But please don’t tell him, don’t tell him.

I’m in love, I’m in love, the way he wears his hair.
The shoes he wears, the way he stares I’m gone.
I’m in love, I’m in love, the way he cooks my eggs.
Always cage-free, some celery and avocado.

I’m in love, I’m in love, with his facial hair.
The way it’s changed, some days it’s shaved or it’s not.
I swear to God, I swear to God, if he grew that hair
And gelled it up like the Pringles guy I’d fucking die.
I would literally fucking die.

I’m in love, I’m in love with a Williamsburg boy
But please don’t tell him, don’t tell him.
I’m in love, I’m in love with a Williamsburg boy
But please don’t tell him, don’t tell him.

But he’s in love, he’s in love with a Williamsburg girl.
Her high waist jeans, socks to her knees, he’s gone.
And he’s in love, he’s in love with her Skrillex hair.
She drinks her beer like she don’t care, it’s organic.

I’m still in love, still in love with a Williamsburg boy
But please don’t tell him, don’t tell him.
I’m in love, I’m in love with a Williamsburg boy
But please don’t tell, tell, tell, tell, tell.

Oh I’m in love, I’m in love with a Williamsburg boy
But please don’t tell him, don’t tell, tell, tell, tell, tell
Oh I’m in love, I’m in love with a Williamsburg boy
But please don’t tell him, no don’t tell.