Ruper Ordorika
Folk

Ruper Ordorika su lengua es su patria, su música nuestro consuelo

El veterano y genial músico oñatiarra acaba de publicar un nuevo álbum.

Como el suave paisaje de su País Vasco natal, como la fina lluvia que tiñe de verde sus montes y sus prados, como el aire fresco que recorre aquellos valles y llena de ecos de melancolía y recuerdos todos sus rincones y a sus gentes. Así, y mucho más, suena la voz y la música de Ruper Ordorika, el veterano cantautor vasco que acaba de plasmar su entorno en otra instantánea discográfica. Un obra más en su impagable carrera, a la que ha titulado “Guria Ostatua”. Una joya imprescindible para amantes de la mejor música. De la MÚSICA.

Nacido en Oñate, Guipúzcoa, en 1956, Ruper Ordorika siempre ha estado unido a la cultura vasca. Desde que en 1980 grabó su primer disco, “Hautsi Da Anphora”, ha estado envuelto en diversos proyectos y organizaciones, tanto en Vitoria como más tarde en la Universidad, en Bilbao, en especial su participación en la creación de la Banda Pott, dada la importancia que más tarde tendría en su música la relación que entonces entabló con escritores como Bernardo Atxaga, Joseba Sarrionandía o Jimu Iturralde.

La producción musical de Ruper Ordorika está muy vinculada con la literatura, la poesía y su amor por la lengua vasca. De hecho, además de destacada discografía personal, con hermosas canciones basadas en letras propias y también sobre textos de otros importantes escritores de Euskadi, a finales del siglo XX y principios del XXI, Ruper se implicó en una agrupación musical llamada Hiru Truku en la que, junto a Bixente Martínez y Joseba Tapia, recogía la tradición, en muchos casos oral, de la canción tradicional vasca y la rescataban de un más que probable olvido. El fruto de este admirable proyecto fueron tres discos maravillosos musicalmente y con un enorme interés antropológico e histórico.

Rodeado siempre de grandes músicos, desde aquellos deslumbrantes Mugalaris de sus primeros años hasta los más exquisitos que le acompañan actualmente, como son Kenny Wollesen en la batería, Tony Scherr al bajo Jamie Saft en los teclados y Arkaitz Miner en la viola, el violín y la mandolina, Ruper Ordorika ofrece una música de carácter muy personal. La belleza empapa cada sonido, la melancolía y la añoranza empañan cada una de sus palabras, su mirada, llena de bondad y de esperanza, aviva cada nota. Sus relatos hablan de las heridas del ser humano y de sus cicatrices, de las debilidades y de las fortalezas, de los temores cotidianos, de la desilusión por la ilusión perdida, de la esperanza de que mañana será otro día y que todo será distinto o tal vez nada cambie y el paisaje siga allí, igual que siempre. La sinceridad y la clarividencia de sus canciones producen una equilibrada sensación de vértigo y placer, de cálida tristeza y de reposado bienestar. Imbuirse en su música es el mejor camino para comprender que la belleza es inmensa y diversa, con un horizonte invisible y siempre al alcance de la mano.

“Guria Ostatuan” se grabó en Bedford Studio, en Brooklyn, Nueva York, con Andy Tommasi, y en San Sebastián con Víctor Sánchez y la producción corrió a cargo de Alberto de la Casa. Once soberbias canciones escritas y compuestas por él mismo, empezando por “Ireki Atea” (Ábreme tu puerta / estoy fuera, ven ábreme / estoy esperándote en la entrada. / Enciende el fuego en la penumbra / dime palabras claras como el agua / dame refugio.) y terminando con “Zatoz” (Volverás algún día / vendrás por el puente, / tus manos envueltas en luz, / luz recostada en tus párpados).

Allá por Irlanda idolatran al gruñón de Van Morrison. En Canadá estaban muy orgullosos de Leonard Cohen. A Bob Dylan hasta le premian con el Nobel y ahora ya es, aunque les pese a algunos, de todos. Por aquí anda Ruper Ordorika, un músico de una sensibilidad única y especial y sólo es conocido en su tierra, Euskadi, y fuera de allí por un reducido de exquisitos aficionados. Conocerle es rendirse a su genio. Aunque él, humilde y tímido, lo niegue, tiene todos los atributos para ser uno de los más grandes. De hecho ya lo es así que pasen diez inviernos “Hamar Negu” (Aún no me he olvidado, / dónde estarás ahora. / Allá donde estés / me gustaría saber algo de ti. // Yo he vagado por ahí / a menudo he ocupado mesas solitarias / habitaciones oscuras / durante estos diez últimos inviernos // Diez inviernos, diez inviernos es mucho tiempo, / diez inviernos, una sola noticia tuya me bastaría.)

Estos son las próximas fechas que Ruper Ordorika ya tiene comprometidas para sus conciertos:

Viernes 6 de enero, Teatro Victoria Eugenia, Donostia.

Sábado 21 de enero, sala Jimmy Jazz, Vitoria-Gasteiz.

Jueves 26 de enero, La Fábrica, Madrid. Presentación nuevo disco Más Nacho Fernández.

Domingo 5 de febrero, Auditorio, Leioa, Vizcaya.

Viernes 17 de febrero, Bakarka, Barcelona. Más Martin Carthy – C.A.T.

Viernes 17 de marzo, Lizeo Antzokia, Gernika, Vizcaya.

 

 

Aún no me he olvidado,
dónde estarás ahora.
Allá donde estés
me gustaría saber algo de ti.

Yo he vagado por ahí
a menudo he ocupado mesas solitarias
habitaciones oscuras
durante estos diez últimos inviernos.

Diez inviernos, diez inviernos es mucho tiempo,
diez inviernos, una sola noticia tuya me bastaría.
Hubiésemos vivido juntos
pero no fue así
tal y como solías decir:
the future you cannot tell.

Hubiésemos tenido un proyecto
quizá un futuro, por qué no,
pero, a cambio de qué. . .
es lo que ahora quiero creer.

Diez inviernos…