Fue todo un personaje este grandísimo músico de soul nacido en Filadelfia (Pensilvania) en 1940 y que murió a los 70 años de edad en el aeropuerto de Amsterdam, en donde acababa de aterrizar procedente de Los Ángeles para dar un concierto. Solomon Burke nunca fumó ni bebió y estuvo casado tres veces, tuvo catorce hijas y siete hijos, cerca de noventa nietos y casi una veintena de biznietos. En un escueto comunicado, la familia dijo que su muerte había sido de causas naturales. ¡Y tan natural! con tanta gente a su alrededor y su tonelaje.
Decía de sí mismo que primero era un ministro de la iglesia y después, un artista. Tuvo más clientela con lo segundo, y eso que fue obispo de una Iglesia Evangélica que fundó su abuela y que llego a contar con más de 40.000 seguidores. Pero como músico tuvo muchos más admiradores por todo el mundo. El mítico productor del sello Atlantic, Jerry Wexler, siempre dijo que Solomon Burke era la mejor voz que había escuchado en su vida y le describió como un ser astuto, inteligente y un vendedor nato. A pesar de todo, otros músicos, incluso compañeros suyos de compañía discográfica consiguieron más fama y mejores ventas. Algunos, como Otis Redding o Aretha Franklin, al menos tenía poderosos argumentos, pero otros no le llegaban ni a la suela del zapato. Pero la vida es así.
A los siete años ya estaba metido en la religión, predicando como un loco pero fue su abuela la que le animó a iniciarse en la música. En 1954 grabó una especie de villancico para Apollo Records, pero no fue hasta 1960 cuando le convencieron para que fichara por Atlantic y empezara su verdadera carrera musical en la que brillan especialmente algunas canciones como “Cry To Me” o “Everybody Needs Somebody To Love”.
Sus conciertos siempre fueron un espectáculo, entre celebración religiosa y musical, y los años no hacía más que engrandecerlos. Y a él también, que llegó a pesar casi 140 kilos y no tuvo más remedio que realizar sus shows sentado en una especie de trono, rodeado de músicos y asistentes.
“If You Need Me” fue escrita en 1963 por otro grande del soul, Wilson Pickett, quien se la enseñó a Burke en un autobús. Ambos cantantes decidieron grabar cada uno su versión y promocionarla conjuntamente, pero el sello Atlantic rechazó la de Pickett y aquello no salió como estaba previsto, más bien como el rosario de la aurora. Finalmente, fue la interpretación de Solomon Burke la que se consolidó como éxito.
If you need me, I wantcha to call me
Said if you need me, all ya gotta do is call me
Don't wait too lo-o-ong if things go wrong
I-I-I'll be home, whoa-oh-oh, home
If you want me, send for me
I said if you want me, want, all ya gotta do is send for me
Don't wait too lo-o-ong, just-a pick up your phone
And I-I-I'll (hurry home where I belong)
People always said, darlin', that I didn't mean you no good. And you
would need me someday. Way deep down in my heart I know I've done the best I
could. That's why I know that one of these days, it won't be long, you'll come
walkin' through that same door (I'll hurry home). And I can imagine in my mind
that these are the words that you'll be sayin'.
I still love you, always thinkin' of you
And I still love, love, always thinkin' of you
Don't wait too lo-o-ong, just-a pick up your phone
And I-I-I'll hurry home (I'll hurry home)
Right there, where I belong.
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