Folk

La música de Eerie Wanda tiene la ternura de una pequeña mascota

La croata Eerie Wanda adelanta un corte de su nuevo disco.

La cantante Eerie Wanda acaba de compartir la canción “Pet Town”, el corte principal de su próximo álbum, al cual, además, brinda su nombre. El tema viene acompañado también por un vídeo filmado en parte en el Nine Lives Cat Cafe, en Indianapolis, durante las vacaciones. El nuevo álbum, el segundo de su carrera, saldrá a la venta el próximo 25 de enero y lo hará a través del sello independiente Joyful Noise Recordings.

Nacida de padres croatas en la antigua Yugoslavia, Eerie Wanda, de nombre real Marina Tadic, se convirtió en una refugiada política cuando tenía solo seis años. Una experiencia traumática pero que afortunadamente acabó más o menos bien, ya que la familia buscó asilo en los Países Bajos. Allí, Marina se crio, educó y maduró y se convirtió en una mujer adulta y en la consumada artista que es hoy en día. Actualmente residen en Holanda, en la encantadora ciudad de Amsterdam. Aunque probablemente ni ella lo diga, los inmigrantes y los refugiados suelen aportar mucho más de lo que se les da.

En febrero de 2016, como Eerie Wanda publicó su primer álbum, “Hum”, para el que contó con el respaldo de la sección rítmica de Jacco Gardner. Su debut fue una agradabilísima sorpresa que ahora tiene continuidad con su segundo LP, “Pet Town”, el cual es un ejercicio de creatividad aislada. Usando unos recursos mínimos de grabación, Tadic ha dado forma a los diez cortes que componen su nuevo trabajo. Canciones que rezuman inspiración y que son pura intuición y que están inspiradas en la soledad. De hecho el disco ha sido grabado con sus músicos habituales, Jasper Verhulst y Jeroen de Heuvel, pero todos localizados en ciudades cercanas pero diferentes: Amsterdam, Utrech y Nijmegen. Cada miembro de la banda grabó sus partes en solitario, en sus propios hogares. Después se tejieron las canciones de forma remota, como si fueran un grupo de amigos que hacen una colcha y envían sus partes para que alguien la arme. “He escrito las canciones en un periodo de mi vida en el que me sentía muy sola. Quería que eso se reflejase también en el proceso de grabación”, confiesa Marina.

Son historias muy personales. El enfoque melancólico de Tadic, cercano a la tristeza, y su personal y única manera de cantar, hacen que sus canciones adquieran una calidad espectral. El álbum, mezclado por el productor Jasper Geluk, está apoyado en esos cálidos sonidos caseros, en donde la batería que en vivo la acompaña ha sido sustituida par palmadas, pitos y una caja de ritmos Roland-CR 78, contribuyendo a mejorar es espacio vital e íntimo de su música.

“Escribí las canciones durante un período de tiempo que pasé encerrada dentro de mí misma, y lo necesitaba. El hecho de no huir de esa situación me hizo crecer muchísimo”, afirma Eerie Wanda. Una voz misteriosa que avanza el futuro, que transporta al oyente por cimas y valles emocionales turbulentos  hasta aterrizar en un reconfortante equilibrio sensitivo. “Me encanta pensar que estoy conectada con otra dimensión que me envía las canciones y puedo captarlas si estoy en la zona correcta”, concluye Marina Tadic.

Seguro en 2019 oiremos hablar mucho de Eerie Wanda.