Conocíamos a Nathaniel Rateliff por el Lp que publicó en solitario en 2010, “In Memory of Loss”, un excelente trabajo que le valió el reconocimiento de la crítica. Ahora vuelve con un nuevo grupo y un nuevo sonido. Si antes practicaba un folk de tintes melancólicos, ahora se ha convertido a la fe del soul y ha armado una espectacular formación con siete miembros para iluminarnos con su música. Nathaniel Rateliff And The Night Sweats publican en estos días su primer álbum, titulado con el nombre de la banda y que en la galleta llevará el logotipo del mítico sello de Memphis Stax.
Para los que disfrutaron con ese disco en solitario de Nathaniel Rateliff puede suponer un fuerte choque el giro estilístico que ha tomado este cantante criado en la zona rural de Hermann, Missouri. Un chaval que a los siete años ya tocaba la batería, que de adolescente aprendió el solo a tocar la guitarra y que ya entonces escribía sus propias canciones. Sin embargo, en ese primer Lp que grabó una vez mudado a Denver, Colorado, ya se podía intuir que se trata de un músico al que le gusta profundizar en las raíces, en el espíritu de la música americana, blanca o negra. Si primero lo hizo con el folk, un género al que él puso ribetes de indie y de rock, ahora se vuelca en el soul y el góspel y, aunque tiene un profundo perfume a clásico, le ha sabido dar su propio carácter, su toque personal.
El disco “Nathaniel Rateliff And The Night Sweats” contiene once piezas de soul sureño, de espiritual luminoso y de góspel conmovedor. Once canciones sin tiempo, con un cauce irresistible y unos estribillos inolvidables y directos. Todo perfectamente producido por Richard Swift, un nombre que aparece unido a bandas como The Shins y The Black Keys y especialista en capturar la intensidad de las actuaciones en directo y en perfeccionar el sonido, convirtiendo el estudio en un componente más de álbum.
El Lp rezuma clasicismo por sus surcos, suda igual que lo hicieron los vinilos que lanzaron hace casi cincuenta años Sam Cooke, Otis Redding, Sam & Dave y tantos otros nombres míticos. Pero no es un simple ejercicio de nostalgia porque Nathaniel Rateliff aporta mucho talento, primero en las melodías, que son simplemente embriagadoras, y después por las letras, que son desgarradoras, como ya había demostrado previamente, lo que le había granjeado un buen número de fieles seguidores en el Reino Unido.
Nathaniel Rateliff se ha confesado. “Estas canciones tratan sobre todo lo que he tenido que bregar en la vida, he sido un crápula y ha habido mucho alcohol...”. Pero el músico no se queda ahí, “y luego están las relaciones. Yo no soy un buen comunicador en mi vida personal y tiene gracia que escriba canciones que cuentan lo que nunca me he atrevido a decir”. Con su voz rota, Ratecliff reparte esperanza y angustia en partes iguales y su música tiene algo de redención, de olvido, de liberación. “Trato de ser alegre porque, aunque las canciones sean densas, quiero que sean una forma de que la gente se libere. Ya sé, y lo digo, que las cosas son difíciles. Pero me recuerdo bailando una canción, con el corazón roto y los ojos llenos de lágrimas... Me encanta esa sensación y quiero compartirla con la gente y espero que ellos también la sientan”. Nathaniel Rateliff And The Night Sweats. Amén.
Some are waving it around
Someone carried me home
One was never noticed sleeping on the floor
But I know we were there
Some were playing in a round
Some were dipping so low
It never seemed to matter as the night slipped away
Cause there was soul in the air
We were howlin at the moon
We were shaking our hips
Danced until we flat out falling into bed
But I won’t let you go
Let me in or let me down
Let me lay here so slow
Baby just keep holding got to move our feet
Cause you know it ain’t end
Step it in or step it out
Cut it all in and run
Kept on till it mattered baby I don’t even see
But I know we were there
We were howling at the moon
We were shaking our hip
Danced until we flat out falling in.
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