Mother Island
Rock

El sonido de la Costa Oeste se traslada a Italia con Mother Island

Un dulce y tintineante halo psicodélico envuelve su segundo álbum.

Aunque está situada en el norte de Italia, en la región del Véneto, la ciudad de Vicenza puede presumir de haber creado una inusual conexión con la soleada Costa Oeste californiana. Con una población de casi 115.000 habitantes y situada entre Milán y Venecia, y considerada como un centro arquitectónico de primer orden y también centro cultural  turístico, por alguna extraña razón ha establecido una comunión musical con los sonidos que allá por los sesenta y principios de los setenta se generaban entre las bandas de rock psicodélico, suave y tintineante, residentes en California. Y eso ha sido gracias a Mother Island.

Ellos se califican a sí mismos como un espacio surrealista, caprichoso y lunático creado por seis músicos que hacen resurgir sus más tempranas y primitivas influencias. Incluso son capaces de definirse con una frase lapidaria, pero muy ajustada a la realidad y eficaz: “un teatro mágico sólo para locos”. Cualquiera con sensibilidad puede descubrir en su música todo un universo de matices, intenciones, propuestas, colores y formas, sonidos y viajes. Una polivalente y fascinante propuesta.

Mother Island es un sexteto formado por cinco músicos: Diego Pianalto, Giacomo Totti, Nicola bottene, Nicola Tamiozzo y Nicolò De Franceschi que respaldan a la cantante Anita Formilan, una agraciada mezcla entre Grace Slick, la legendaria vocalista de la Jefferson Airplane, y Mariska Veres, esa voz maravillosa que tantos amores platónicos despertó al frente de los holandeses Shocking Blue. La banda combina el rock psicodélico y el blues ácido que se hacía en Texas y en California en la década de los sesenta al igual que hacen los últimos continuadores del género, como The Allah-Las, The Black Angels o The Growlers. Como todos ellos, Mother Island también envuelve al oyente en un embriagador ambiente musical del que resulta imposible escapar.

En enero de 2015 debutaron con la publicación del álbum “Cosmic Pyre”, publicado por el sello independiente Go Down Records. Ahora dan continuidad a ese sorprendente trabajo con un segundo LP, “Wet Moon”, publicado en octubre del pasado año. El disco, producido por Matteo Bordin (Team Omega / TheMojomatics) y masterizado por Carl Saff en Chicago, Illinois, lo publicó el mismo sello que lanzó su debut. Diez canciones en las que Mother Island vuelven a mostrar el camino hacia el paraíso dorado, aunque presentan un acercamiento a hacia un sonido y unas composiciones más pop. También hay más variedad y la banda ofrece baladas y momentos oscuros y psicodélicos.

El título de disco se inspira en un paseo nocturno por los canales de Venecia y la fantasmagórica imagen de la luna reflejada en el agua. Un flujo de conocimiento que emana de las experiencias acumuladas en distintos viajes lisérgicos e interiores que, en la increíble voz de Anita Formilan, consiguen espantar los demonios y los fantasmas y traernos a la memoria los ecos de The Velvet Underground y de The Doors. Un sonido cálido, envolvente, seductor y sensual creado por el talento de los músicos y por el buen hacer del productor, Matt Bordin, quienes sólo han utilizado instrumentos analógicos y un grabador Studer de 24 pistas. Como en los viejos tiempos. Por eso el disco de Mother Island rezuma teclados vintage, tintineantes guitarras, reverberaciones en el pulso y magia a raudales. Gran disco.

 

Drive away from this
Drive away and follow instincts
Red traffic lights are turning green

I don't get a glimpse
Oh I'm driving aimlessly
I'm driving freely
Driving towards nothingness

On days like these
Find a reason to leave everything
Go toward the life
Get lost with my car
I'll be a part of it
Oh everything, I'll be a part of everything
I'm finding a home
There's nothing for my bones
There's nothing from my lips
And you may be a part of it

You got to take
all red lights and turn 'em green
I'm driving freely
Nothing can be just good or bad
There's nothing left to keep
There's nothing from my hips
The name of this is
is driving freely, driving me to wilderness
On days like these

Oh well I'm driving my home
somewhere over the dust

You got to take
all red lights and turn 'em green
I'm driving freely
Nothing can be just good or bad
There's nothing left to keep
Nothing from my hips
The name of this is
is driving freely, driving me to wilderness
On days like these.