En 1985, cinco estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Información de Madrid, que provenían de diferentes formaciones, algunas conocidas como Los Esqueletos u Octubre y otras menos como Los Porkys, Reprises o La Visión, deciden crear una banda para presentarse al festival de rock Villa de Madrid. El nombre elegido inicialmente fue Las Muñecas Repollo, aunque finalmente lo cambiaron por una de sus primeras canciones: La Frontera.
Liderados por su cantante, Javier Andreu, ese mismo año fichan con el potente sello Polydor y publican un trepidante primer disco, en el que había un puñado de buenas canciones, mucha energía y unos cuantos clichés bastante manidos. Poco después publican “Si El Whisky No Te Arruina, Las Mujeres Lo Harán”, en donde siguen con su línea vaquera y sus canciones forjadas en el salvaje oeste, muestran mayor madurez sin perder chispa y obtienen una buena respuesta de público y crítica y unas ventas razonables.
Para su siguiente álbum, “Tren De Medianoche” afinan sus composiciones y suavizan su fiereza, una línea abierta que culmina en 1989 con su disco más popular y comercial “Rosa De Los Vientos”, en donde están algunas de sus mejores canciones, como por ejemplo “El Límite Del Bien Y Del Mal”.
De aquella hornada de grupos que surgieron a mediados de los ochenta, La Frontera es de los pocos que sigue aún en activo, dando agradables conciertos en los que interpretan un repertorio de canciones francamente interesante.
Escucha bien,
mi viejo amigo,
no sé si recordarás
aquellos tiempos ahora perdidos
bajo las calles de esta ciudad.
Leímos juntos libros prohibidos,
creímos que nada nos haría cambiar,
vivimos siempre esperando una señal.
El límite del bien, el límite del bien.
El límite del mal, el límite del mal.
Te esperaré en el límite del bien y del mal. (BIS)
Es duro estar tan abatido
cuando sientes ahora el dolor.
Es como clavar un cuchillo,
en lo más hondo de mi corazón.
Escucha bien, mi viejo amigo,
nunca olvidé nuestra amistad.
La vida sólo es un juego
en el que hay que apostar
si quieres ganar.
El límite del bien, el límite del bien.
El límite del mal, el límite del mal.
Te esperaré en el límite del bien y del mal. (BIS)
No es difícil encontrar
el paraíso en la oscuridad.
La fortuna viene en un barco
sin rumbo y sin capitán.
Escucha bien, mi viejo amigo,
si algún día nos volvemos a ver,
sólo espero que todo sea como ayer.