Pop

El cuarteto de Oxford Be Good revela su atractivo nuevo single

Be Good acompaña su canción con un vídeo de terror muy setentero.

Por esta sección de Loff.it siempre están apareciendo nuevos valores, artistas o bandas, que tienen mucho que decir y que en cualquier momento pueden llegar a ser lo más. Son nombres de futuro que aquí, en donde consideramos que la buena música también es un lujo, tienen cabida independientemente de su origen geográfico, de su popularidad, de su estilo o de su edad. Lo importante es lo que hace. Y ahí es donde, por ejemplo, aparece este cuarteto de Oxford llamado Be Good.

El sonido de Be Good, según su propia descripción, es algo así como “música pop incómoda para caminatas de media noche y bailes desnudos”. Eso, en principio, pinta bien. Pero añaden ellos mismos que “es suave como la seda, a la vez que mantiene unas cuantas estrías ásperos para que siga siendo algo  cálido y entrañable. Y eso es. Pop, con etiquetas diversas, como indie o alternativo, que genera canciones muy asequibles, directas, sencillas de recordar aunque también con el suficiente pulso y fuerza como para que disparen los latidos del corazón por minuto, inciten al movimiento inconsciente y revivan los ánimos.

La banda Be Good se formó después de que el vocalista Ash Cooke y el baterista Charlie Clarke se conocieron en un club de cerámica. Eso suena bastante aburrido, la verdad, pero luego los chicos se reunieron por la noche para escuchar música de rap en un apartamento del sureste de Londres. Al mudarse a la ciudad natal de Cooke, Oxford, reclutaron a James Cunning, uno de esos tipos algo chalados que no piensan más que en sus sintetizadores y en hacer música con ellos, y Patrick Burley quien tocaba el bajo, para formar una banda capaz de sepultar definitivamente al habitual aburrimiento de los suburbios de las pequeñas ciudades. El nombre con el que se bautizaron proviene del profesor de química John B. Goodenough, de 96 años de edad. A partir de ahí, comenzaron a lanzar canciones en serio y sus primeros singles salieron a través de los sellos independientes y alternativos Kitsuné y Communion.

“God Of Nowhere” es su última gema en la que hay un pequeño giro hacia el Rhythm And Blues. Los sintetizadores de pulso suave y cerrado, líneas de bajos molonas y guitarras contenidas, proporcionan la base para el lucimiento de las voces melodiosas de Cooke. Una balada ochentera cambiante y actualizada, con unos coros conmovedores que se mezclan fácilmente, creando una neblina singular que atrapa sin remedio.

Este es el tema que da título a su próximo EP. Explora el final de una relación, la pérdida de la religión y los mundos paralelos emocionales entre ellos. Al igual que con las canciones anteriores que Be Good ha ido dando a conocer, los temas se expresan como una instantánea de la vida de los suburbios durante la noche, a través de su lente juvenil. Así lo explica Cooke: “Se trata de ese momento en una relación después de la emoción inicial cuando te das cuenta de que la otra persona es un humano falible e imperfecto, igual que tú. Puede ser aterrador, pero también es realmente tranquilizador. Me recordó a cuando dejé de creer en Dios cuando tenía 13 años. Estaba en una escuela muy cristiana y tenía miedo de lo que significaba, pero al final fue muy liberador. Creo que deberíamos tener menos miedo de dejar ir las cosas que idolatramos".

La canción de Be Good se acompaña en el lanzamiento de un video con influencia de las pelis de terror de los 70, dirigido por Theo Watkins. El halo misterioso a lo largo de todo el clip lleva hasta los límites el sonido de la pieza.