Los componentes de esta banda de Utrecht, Holanda, provenían de diferentes grupos locales con nombres tan estupendos como Mr. Love And The Stallions, Silence Is Sexy o Brown Feather Sparrow. Su devoción por las grandes estrellas de los sesenta, como The Beach Boys o The Beatles, y por el power pop más melódico, en la línea de Big Star o The Posies, les terminó por conciliar entorno a un proyecto común al que decidieron llamar The Maureens.
Aquí tenemos a seis chicos holandeses que sienten que la música es melodía, algo para cantar, para que cualquiera lo pueda cantar y en cualquier momento. Hendrick-Jan de Wolff es el cantante y también toca la guitarra, Bas Van de Looy toca la guitarra y también canta (el orden es importante para marcar qué hace cada uno), Ernst Vand Der Wal aporta su guitarra, la mandolina y hace segundas voces, Jan-Paul de Bont es el teclista y también hace coros y la sección rítmica la forman Ben Kalb con el bajo y Stefan Broos con la batería. Es decir, que en The Maureens hay cuatro voces, lo que significa que, además de la melodía, también son profundos seguidores de las armonías vocales. Una delicia.
Canciones de pop suave y melódico, guitarras elegantes con un sonido delicado y juegos de voces soleados y cálidos. Un claro regusto a Beach Boys, tanto que parece que los chicos de la playa han abierto una sucursal en las enormes, frías y arenosas playas de Holanda. Un reflejo de la calidez californiana pero con un toque personal, el toque The Maureens.
A finales del verano de 2012 la banda se metió en el estudio para grabar su primer disco y lo hizo con la tutela del productor Remko Schouten, un tipo con experiencia y con el aval de sus trabajos para Bettie Serveert y Stephen Malkmus. Un año después presentaban en su pueblo el álbum, titulado con su nombre, y lograban excelentes comentarios en webs, emisoras y revistas de Holanda, Estados Unidos, Brasil y España.
El tema “Early June” tiene todos los elementos que hacen de The Maureen una banda especial. Pop cuidado, bien hecho, con raíces en los sesenta y con la mirada puesta en el presente. Para adictos al sonido de Teenage Fanclub o de Thrills. Buen sonido, buenas canciones.