Resulta difícil imaginarse a esta extremeña sin una guitarra en su mano. Probablemente sea algo imposible. Susana Santos es música y es guitarra. Así de sencillo. Y cada día más. Su evolución es sorprendente. Seguramente ni ella se podía esperar, el bendito día en que su pasión por la música la empujó a aprender de forma autodidacta a tocar la guitarra y a cantar, que iba llegar a su nivel actual. Basta con echar una oreja cronológica a sus discos para comprobar en qué se ha convertido: en una maquina con alma de blues, corazón de rock y botas polvorientas de hurgar caminar por entre las raíces.
Esperemos que la tardía vocación de Susan Santos no haya influido para nada en su carrera. Pero resulta tentador soñar con qué hubiese pasado si en lugar de arrancarse a los 18 años a tocar la guitarra española y de descubrir un par de años más tarde los sonidos eléctricos del rock, el blues, el funk, etcétera… hubiese sido a los doce, o a los diez, a los ocho… El caso es que, después de pasar varios años dando clase de guitarra y trabajando en una tienda de música, a los 28 decidió trasladarse de Badajoz a Madrid para seguir su propia carrera. Lo hizo progresivamente, hasta que consiguió introducirse en el circuito y abrirse hueco. Pero su guitarra, como si de una brújula se tratase señalaba otro rumbo: Chicago. Y para allá que se fue.
De vuelta de su aventura americana, Susan Santos y su banda de acompañamiento, con la que forma un power trío fornido y consistente, toca y toca sin parar. Colabora con un sin fin de artistas y escribe canciones que recoge en varios discos: “Take Me Home”, con Grasa Records en 2010, “Shuffle Woman”, con Peer Music en 2012 y “Electric Love” con Paella Records en 2014. En abril de este año 2016 nos sorprende con su cuarto LP, “Skin & Bones”, de nuevo para el sello Paella. Un disco grabado en tan solo tres días, como en los viejos tiempos, todos a la vez, su trío de siempre y sonando casi como si fuese un directo. Fresco, arrollador y pletórico. El álbum lo ha producido Juan De Dios Martín y se ha mezclado en Los Ángeles, California.
Susan Santos ha seguido su camino, su inspiración y ha ido alcanzando las metas que su talento, en constante crecimiento, se ha marcado. Y no se ve final. “Skin & Bones” suena a carretera, a escenario, a viaje. La voz de Susan tiene actualmente el poso del recorrido, del largo recorrido. Narra, relata las historias. Las conoce, porque las ha vivido o porque las ha visto en persona y ahora las cuenta. Su guitarra suena con los ecos de los mitos que forjaron la leyenda de este instrumento. Zurda y directa, exacta y precisa. Susan se ha convertido en un músico de blues, de rock y de raíces con un peso y un bagaje propio de alguien al que Robert Johnson le entregó su secreto, de alguien que se fue a recorrer el desierto con los ZZ Top, de alguien que se quedó sola una noche en medio de la noche. Sola con su voz, su guitarra y su música. La música. La de verdad.
Driving down this dusty road
I’m trying to find my way back home
This unbearably hot it makes me feel sick
Lonely highway, Wheels keep on taking me so far
Going where my wheels want to go
My eyes are tired, I’m losing control
With a shot of whiskey, I’ll know what to do
The road is a labyrinth with no way out
I try to drive away
From all my troubles
but they follow me
everywhere I go
Dusty road to find my way back home
I’m blowing down this old dusty road
I’m trying to find my way back home
It’s been a very long walk
Wheels are going round and round
I’m feel hot breeze against my face
Let the road heal my old wounds
Don’t find the right way
Wheels keep on spinning round
I try to drive away
From all my troubles
but they follow me
everywhere I go
Dusty road to find my way back home
I’m blowing down this old dusty road
I’m trying to find my way back home
It’s been a very long walk.
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