No sólo algunas bebidas te dan alas, también hay música que te hace ligero como una pluma y te levanta hasta más allá de las nubes. Max Greenhalgh y Bryce Outcault son dos tipos que se hacen llamar Inspired And The Sleep y que escriben canciones ingrávidas, leves, de altos vuelos.
Ellos vienen de Oceanside, una ciudad en el condado de San Diego, en la soleada California, situada, como bien indica su nombre, al borde del océano, en concreto del Pacífico. La música que hace Inpired And The Sleep es pura inspiración. Pop psicodélico, templado, ensoñador. Por eso su nombre está muy bien elegido, porque tienen una parte onírica, esa en la nada tiene coordenadas físicas, ni masa, ni volumen; ese universo que se abre justo cuando uno cierra los ojos y se traslada de un lugar a otro suspendido en el aire, en el tiempo, en la irrealidad. Pero también llevan en su esencia una gran fuerza sugerente, creadora de imágenes y sensaciones.
Desde febrero de 2012 Inspired And The Sleep llevan entregando algunas pequeñas joyas de pop tiernamente elaborado. “What I Want And What I Need” fue la primera. Sencillamente deliciosa ¿o deliciosamente sencilla? Brian Wilson disfrutaría con ella. En noviembre de ese año publicaron “Teenager”, su primer álbum. Otro genial experimento de pop coloreado a mano, rebasando los márgenes con la misma natural soltura con la que los niños hacen garabatos. Casi dos años más tarde lanzaron el Ep “Coming Up For Air”, algo más elaborado en cuanto a sonido pero igual de ingenuo y libre en cuanto a espíritu. Y en octubre del pasado 2015 repitieron formato y editaron seis canciones bajo el título de “Eyelid Kid” que se adentra un paso más en laberinto de la psicodelia y muestra una mayor madurez instrumental, rítmica y sonora. Deslumbrante.
El creador del videoclip de la canción “Die Slow”, el corte que cierra su último disco, ha sido el director australiano Robert Crispe, un cineasta y artista que se ha decidido por elaborar un clip experimental, con imágenes surrealistas, informes y algo psicotrópicas con un movimiento flotante, como amebas en suspensión. A pesar de que pueda parecer algo infantil, su elaboración ha sido muy compleja. Empezó hace un año en Londres y se terminó en Sidney, con más de 3.700 imágenes fijas posteriormente montadas. Un fascinante viaje a las profundidades del mar o al interior del cuerpo humano o al límite de la imaginación. Curioso. Tan fluctuante como la canción.
Our hips attached by a firm glue.
Fondest memories of what you put me through.
We sat together at every recess.
We'd trade our lunches cause,
I liked your sandwiches best.
Die slow die slow.
Love you too much to let you live.
Let go let go.
I wouldn't ever dare to let you in.
And we'd imagine, ourselves as warriors.
Plastic weapons a battle axe and sword.
The terms of battle in our child play.
To never tattle on any word you'd say.
And then one day we separated.
You felt the cool tip of my unforgiving blade.
Retribution for all the smiles.
You'd shine my way every once in a while.
Die slow die slow.
Love you too much to let you live.
Let go let go.
I wouldn't ever dare to let you in.
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