Está claro que la vida forja la identidad de cada persona. En el caso de Lydia Loveless su música es el reflejo evidente de sus vivencias, de lo que ha hecho a lo largo de sus 23 años de existencia.
Lydia nació en un pequeño pueblo de Ohio llamado Coshocton, que apenas llega a los doce mil habitantes. Ella se crió en una granja familiar, rodeada de ganado, caballos y cabras, en la que había un ambiente muy musical pues su padre, que tocaba la batería, era propietario de un bar de música country y la casa estaba siempre llena de músicos que pernoctaban en ella. Con la adolescencia le llegó la rebeldía, maldijo sus raíces y se marchó a la ciudad más cercana, Columbus, para sumergirse en la escena punk. De esa época proviene su gusto por el punk desbaratado de Richard Hell, el realismo sucio de Charles Bukowski y el country más oscuro, desesperado y fuera de la ley de Hank Williams III.
La primera experiencia musical de Lydia llegó cuando acaba de cumplir los trece años y fue una banda de new wave que formaron sus dos hermanas mayores y en la que ella tocaba el bajo. Unos años después y ya en solitario, grabó un primer disco, “The Only Man” (2010) que no la dejó muy satisfecha pues no tenía el sonido que ella quería. Aunque tenía buenas canciones resultaba demasiado pulido y aseado y terminaba siendo un brebaje de country-pop. Para su segundo álbum, “Indestructible Machine” (2012), editado con una de las más prestigiosas discográficas de nuevo country, Bloodshot Records, buscó un ambiente más crudo, que resonase como un trueno en la oscuridad. La temática de sus composiciones también se afiló y en ellas hay imágenes de la frustración rural que vio en su ciudad natal, los problemas con la bebida y la religión – Dios y el whisky rondando juntos por todas partes-, la depresión, la alienación, los hombres o el sexo. Loveless afirma que quiere escribir sobre sus experiencias y sobre lo que ella ve a su alrededor y ser tomada en serio como una buena compositora de canciones sin ser comparada constantemente con las pocas mujeres reconocidas por la crítica. Para ella su modelo es Richard Thompson porque escribe buenas canciones que resultan muy difíciles de clasificar en ningún género.
“Boy Crazy” es su tercer trabajo discográfico y en él profundiza aún más en su crudo y chirriante sonido. Un Ep en el que, al igual que en sus conciertos, cuenta con el respaldo familiar. Su marido, Ben Lamb, es su bajista y su padre se ocupa de la batería. Y de momento la cosa funciona entre ellos, suegro y yerno.
La música de Lydia Loveless surge del cruce entre el country clásico, el honky tonk y el punk rock. Ella hace valer esa máxima que dice que para hacer una buena canción sólo hacen falta tres acordes y la verdad.
Well I had a lot to say last night—I’m sorry, did I say that to you?
Well I talk so much that I forget who I’m talking to
My mouth is like a sinking boat—I keep throwing words out, hoping I can keep afloat
But the more I try to dry out, the more I get soaked
Then I say I’m not as bad as I seem
But I used to be better, honey, can’t you see?
You, of all people, should know that this ain’t really me
And that’s gonna change how you feel about me baby, but it won’t change me
Yeah, that’s gonna change how you feel about me baby, but it won’t change me
Somebody found me on the floor—I must have passed out from the two nights before
If you don’t send my bright lights to bed I’ll quote God again
So don’t tell me that hell ain’t there, cause I feel it every moment when I climb the stairs
Tell me why can’t sleep all night? A drink should get me right.
And you didn’t mean to be mean
But everything sounds more meaningful when you scream
Well, if you really want to raise you voice to me,
That’s gonna change how I feel about you, buddy, but it won’t change me
Well, that’s gonna change how I feel about you, buddy, but it won’t change me
Well, you can write me up as just white trash
‘Cause honey I know it don’t take all that much to see that
Well, ‘Cause I swear that every hangover is gonna be my last
It looks like only whiskey’s gonna kick my ass and make me still come back
So, Jesus, guide me with your light—you can love me there with everlasting inside
But I’ve had thoughts about you that are gonna keep you up tonight
‘Cause being good is killing me inside—I don’t wanna go to bed on time tonight
That’s gonna change who I am, and honey that ain’t right
‘Cause then I’ll say, “It’s not all that bad”
If I can’t change who I am, I shouldn’t try so goddamn hard
Oh, I just keep telling myself, “I guess it ain’t eternity…”
Yeah, and that’s gonna change how you feel about me, Jesus, but it won’t change me
Yeah, and that’s gonna change how you feel about me, Jesus, but it won’t change me
Yeah, and that’s gonna change how you feel about me, baby, but it won’t change me
Yeah, that’s gonna change how you feel about me, baby, but it won’t change me