Nacido en Manchester en 1968, criado en Gales, forjado artísticamente en la universidad de Liverpool y actualmente residente en Londres, David Gray es un músico muy británico. No sólo por el recorrido geográfico que ha realizado a lo largo de su vida, sino por su concepción de la música, una mezcla de tradición y de vanguardia, de folk y de electrónica, de rock y de sonido indie. Ayer, hoy y mañana. Esa combinación es muy “british”.
“Birds Without Wings”, en 1992, fue su primer single y los pubs y pequeños locales de Irlanda el terreno en el que aprendió las claves del directo. Su primer álbum, “A Century Ends” (1993) mostraba a un cantautor de voz cálida, con un sencillo acompañamiento de guitarra acústico. En su siguiente trabajo, “Flesh”, Gray apuntaba hacia una vertiente más vanguardista, pero el disco fue un fracaso y fue rechazado por su compañía discográfica. Tras su paso por EMI y otro disco sin repercusión, “Sell, Sell, Sell” (1996), decide autofinanciarse su siguiente álbum. Grabado enteramente en su apartamento, “White Ladder”, tiene una base de guitarras acústicas, samplers y algo de una electrónica muy sencilla. Calidad, calidez y originalidad.
Ese fue su punto de inflexión. Gracias a ese disco, la multinacional ATO Records le ficha, le reedita el disco, que vende más de siete millones de copias y le sitúa en lo alto de las listas con la canción “Babylon”. Es la consagración de un cantante y compositor con bastante talento y un largo recorrido que ahora publica su décimo Long Play con el título de “Mutineers”.
Aunque nunca ha renunciado a su origen como cantautor folk, a David Gray siempre le ha gustado conjugar ese estilo con algunos arreglos de rock y unos toques de instrumentación electrónica. Muy aficionado a las grabaciones más simples y algo caseras, su música tiene una curiosa mezcla de espontaneidad y sofisticación. Utiliza la sencillez para realzar su voz, que es realmente bonita, y la claridad de sus composiciones de raíz folk. Pero también recurre la complejidad y al adorno, a la electrónica, al rock y a la música indie, para arropar sus canciones y dotarlas de una suave emotividad, de una belleza recubierta de cierta fragilidad. El resultado final es muy atractivo y amable. Su música es así y escuchar sus canciones es algo realmente placentero.
Every day when I open my eyes now
It feels like a Saturday
Taking down from the shelf
All the parts of myself
That I packed away
If it's Love lifts us up from the dark
Is it God by another name
Who's to say how it goes
All I know is
I'm back in the world again
Like the lift of a curse
Got a whole different person
Inside my head
No more trudging around
Stony eyed through the town
Like the living dead
If it's Love put the joy in my heart
Is it God by another name
Who's to say how it goes
All I know is
I'm back in the world again
Back in the world again
It's the only way to be
It's the only way to be
I'm naked like a tree
It's the only way to be
I'm naked like a tree
It's the only way to be
Less than sand on the beach
Staring into the reaches of Space and Time
I'm singing out words
But the voice that I hear
It seems barely mine
If it's Love put the song in my heart
Is it God by another name
Who's to say how it goes
All I know is
I'm back in the world again
Who's to say how it goes
All I know is
I'm back in the world again
Back in the world again
It's the only way to be
It's the only way to be
I'm naked like a tree
It's the only way to be
I'm naked like a tree
It's the only way to be
Every day when I open my eyes
Yeah yeah
Every day when I open my eyes
Yeah yeah.