Ubicado en la playa del Ángel frente al paseo marítimo de la ciudad, Trocadero Estepona se ha convertido este verano en uno de los reclamos más chic de la Costa del Sol. Aunque su apertura oficial tuvo lugar en 2019, ha sido esta temporada cuando el último buque del Grupo Trocadero ha emprendido el rumbo definitivo hacia el éxito.
En este bello rincón del Mediterráneo occidental con playas de arena fina, aguas cristalinas y clima suave durante todo el año, resulta sencillo desconectar del ajetreo urbano y el bullicio de la gran ciudad. Desde el malecón donde se alza el nuevo Trocadero, en las tardes transparentes del mes de septiembre, se vislumbran con nitidez Gibraltar y la costa africana. Cuando se imponen las brumas, los tonos encendidos de las puestas de sol, igualmente idílicos, contrastan con los azules del mar y los verdes naturales que envuelven la terraza.
La decoración, impregnada de la magia del entorno, no se sacude la característica inspiración étnica del Grupo. Sin embargo, esta vez –y sin desprenderse de la estética africana tan típica de sus otros enclaves costeros– se respiran refinados aires mexicanos acordes con ciertas innovaciones gastronómicas de las que daremos buena cuenta enseguida. El estudio Lucas Hernández-Gil, bajo la batuta del arquitecto Fernando Hernández-Gil, tiene la culpa de esa acogedora atmósfera colonial importada de México.
De la mano y la elegancia de Macarena Merello –directora de Trocadero Estepona, junto a Nicolás del Prado– descubrimos los diferentes ambientes del espacio. Aparte de la amplia terraza con vistas a la Bahía de la Plata, el local dispone de piscina privada efecto playa, con servicio de hamacas y barra de coctelería cuyo repertorio, accesible y divertido, se adapta tanto a los gustos más clásicos como a los paladares más excéntricos.
El interior se divide en dos plantas, pudiendo reservar la más alta para eventos privados (bodas, comuniones, cumpleaños, despedidas de solteros) o reuniones íntimas. El espacio chill out es especialmente acogedor. La iluminación tiene el poder del romanticismo, la capacidad de evocar el misticismo de las velas, trasladándonos a lugares remotos, paradisiacos.
Al igual que en el resto de locales Trocadero, la raíz de la oferta culinaria parte de una cocina de producto con clara esencia mediterránea, potenciada en el caso de Estepona con importantes influencias mexicanas y asiáticas. De hecho, paralela a la carta habitual de arroces, pescados y carnes se suma una selección independiente dedicada a la gastronomía japonesa, ideal para disfrutar junto al mar.
Son deliciosos los ceviches, los tartar, los nigiris y uramakis (especialmente el de langostinos en tempura) o el tiradito de toro. Tampoco pierdan de vista, ya de la carta ‘normal’, las ensaladillas rusas (de perder el gusto), las originales y sabrosas bravas de la casa con jamón ibérico de bellota, las especialidades con sabor mexicano o los pescados del día —de esos frescos de verdad— al espeto, al horno, al carbón o la sal. Vayan con apetito, eso sí, porque elegir entre tanta maestría culinaria resulta todo un reto.
Mención especial merecen las cavas de champanes y vinos minuciosamente seleccionados y a la vista del cliente. Con la ayuda inestimable de Paco Morales, el sommelier de Trocadero Estepona, cuya sensibilidad y conocimientos enológicos abrazan la excelencia, es imposible no acertar. Basta con apuntarle un par de detalles sobre las preferencias, uvas y sensaciones favoritas al respecto para que dé en el blanco. Él tiene todas las respuestas. Créanme. Quien lo probó lo sabe.
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Dirección: Macarena Merello y Nicolás del Prado
Jefe de Cocina: Agustín González
Sommelier: Paco Morales
Responsable de Eventos: Alicia Centenera
Fotografías: Lucía Jiménez
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