40 comensales en exclusiva. La cocina de una de las revelaciones madrileñas de los últimos tiempos. La panorámica desde la azotea más castiza de la capital. Con estos ingredientes no hay manera de que la velada no sea un éxito y así lo reafirman cada martes los chicos de Triciclo y The Hat.
Todos han unido fuerzas y visiones para arrancar estas "cenas en las alturas" que nos llevan al cielo una vez a la semana si tenemos la suerte de encontrar un hueco para disfrutarlas. La iniciativa, un verdadero acierto, funciona con sistema de reservas para ofrecer la oportunidad al público de saltarse las listas de espera habituales de los dos locales. Así, los martes a partir de las 21 horas dos decenas de clientes podrán ser partícipes de la experiencia.
Maridada con diferentes vinos en cada ocasión, la propuesta de Triciclo se compone de cinco platos y un postre: chicharro amarillo curado con almendras, cerezas, queso y hierbas; menestra marina a base de algas, moluscos gallegos, escabeche japonés y verduritas; espárragos blancos frescos, emulsión de bacalao, perretxicos y ajos tiernos; taco de bonito a la brasa con jugo de pimientos asados y ensalada de vainas y cítricos; presa ibérica pura de bellota acompañada de mojo especial, patatas al fuego y berenjenas moriscas; y frutas frescas aliñadas al estilo thai como broche final. Todo ello por un precio de 50 euros por persona. Bien lo vale.
Merece la pena la espera, descolgar el teléfono y hacer el pequeño desembolso. Sacar todo el partido a una noche de verano en la ya de por sí animada terraza del hostel de moda en compañía de las excelentes e innovadoras propuestas de uno de los restaurantes en los que más difícil es encontrar lugar es, cuanto menos, tentador. La filosofía de The Hat de conectar personas encaja perfectamente en un concepto de encuentro, de espacio compartido y mesas corridas. Su ambiente cosmopolita e internacional, divertido a rabiar, hace el resto.
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