Barcelona sabe, de siempre, a vanguardia; cabe que sea por su ubicación que mira a Europa como Europa la mira a ella, o tal vez por el Mediterráneo que siempre inspira, el caso es que esta bella ciudad acostumbra a ir por delante, también en gastronomía. Buena muestra de ello es Saboc, un restaurante con una carta muy particular.
Particular porque obvia el menú del día o cualquier otro modo de presentar sus propuestas típico de los restaurantes y mesones clásicos, aquí los platos son platillos y se organizan en la carta en función de la hora del día -que no apetece lo mismo a las una que a las cinco- y también en función de la temperatura a la que se preparan.
En crudo, todo al natural y en su versión más fresca, alimentos macerados o deshidratados, el caso es que en su preparación no superan nunca los 20ºC; a baja temperatura, para aquellos productos que ganan un punto o dos con un aire de calor que los deje en la textura ideal para llevártelos a la boca, éstos no se preparan a más de 80ºC; al calor del hogar, porque hay alimentos que así lo exigen para estar en su momento más delicioso o a la plancha, que nos encanta, por la textura crujiente por fuera y la tierna por dentro.
Imagina estos cuatro modos de tratar los alimentos componiendo una carta de principio a fin... y entenderás por qué en Saboc no hay primero ni segundo, porque aquí los menús al uso no tienen razón de ser ni de comer; lo suyo, en cambio, es disfrutar bocado a bocado variando de plato y de modo de cocción, lo suyo son las tapas y los platillos para compartir.
Si te gusta probar y descubrir, deleitarte con los nuevos modos culinarios en un ambiente relajado e informal... te gusta Saboc.
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