Ni el bocadillo de calamares ni la ración de patatas bravas han vivido tanta gloria. O quizá sí, pero sin hacer demasiado ruido. Que a veces, sino siempre, ésa es la mejor fama: la silenciosa, pero auténtica. Lo cierto es que de un tiempo a esta parte, infinidad de restaurantes han llevado la hamburguesa a los altares de la último en gastronomía. Las hay buenas, y también buenísimas. Las hay de dudosa calidad pero, sí, también de excelente. Y en Pecado Carnal, además, la variedad es amplia.
Se elaboran con distintos cortes de buey wagyu y se añade un toque japo. Nada de convencionalismos ni de lechuga. Por ejemplo, la Black garlic kobe burger se acompaña de ajo negro y mayonesa japonesa, y la Truffled cheese kobe Burger, de camembert trufado y boletus.
Ella es la dueña y señora, pero existen alternativas como el lomo bajo y el solomillo de cebón argentino, o el secreto de wagyu. Y todo se puede tomar en el establecimiento o recoger para degustar en otro lugar. Y ella sigue siendo la reina.