Restaurantes

Maitanqui: Mediterráneo a todas horas

Maitanqui, esa porción de Cadaqués que se instala en nosotros minuto a minuto.

La magia de Cadaqués, en la Costa Brava, es innegable. Su azul y blanco impoluto, su brisa salina y esa esencia anclada en el pasado, firme ante el paso del turismo invasivo pero delicada con los que se acercan a descubrirla, la hace única. Maitanqui es fiel reflejo de este pueblo, un Cadaqués en pequeñito para degustar en cualquier momento del día.

Igual que el mar que baña la orilla cercana, Maitanqui abraza al visitante que se pasea entre sus mesas dejándose impregnar por la calidez del lugar. No se sabe si es su sencillez, su aire bohemio y un tanto hippy, su tan bien elaborada cocina de mercado, sin grandes aspavientos, o su animado bar lo que enamora al instante. Probablemente sea una combinación de todo lo anterior, que se va desvelando poco a poco a medida que pasan las horas.

En la mañana, atrapan sus mesitas de madera al sol con un café y un periódico o con un vermú entre amigos. Entrado el mediodía, su breve carta, con producto mediterráneo de temporada en elaboraciones sencillas, con presencia de algunas recetas locales y un divertido toque internacional, eminentemente asiático, en las salsas que acompañan a las chips de alcachofa, a los mejillones a la tailandesa o a algunos segundos de mar y montaña.

Aún con el sol de la tarde aparecen sus postres caseros y su buena coctelería aplicada a algunos de ellos, como el pecado de mojito. Su zona de barra alarga el atardecer hasta que cae la noche, se encienden sus farolillos y el encanto se multiplica así, a media luz.

Y es esta atmósfera tenue, romántica e íntima, la que de pronto invita también a zambullirse de lleno en la madrugada y beber los vientos por Maitanqui, esa porción de Cadaqués que se instala en nosotros minuto a minuto.