Lejos de la masificación, El Palmar no es más que un puñado de caminos de polvo que dan a una calle sobre la playa en el que tras los clásicos del lugar en los últimos años han proliferado chiringuitos, bares y una decena de escuelas de surf.
Entre dos destinos turísticos tan distintos como Conil y Caños de Meca, poco más al norte del faro de Trafalgar y de Zahora, el perfil de su playa y su orientación al Atlántico han bendecido a esta lugar con algunas de las mejores olas de la costa gaditana y por tanto de nuestro sur, olas con garantía. El paraíso del surf para iniciados e iniciables, para todos, desde los más pequeños a los jóvenes más radicales o aquellos que con la edad se han animado a probar. Y esto tdo el año. Por eso El Palmar presenta un público de playa poco convencional en el que al ambiente surfer más auténtico se le suman familias, jóvenes, parejas o grupos de amigos de toda índole con la mayor naturalidad.
Y en este rincón del mundo ajeno todavía a la masificación urbanística en el que la mayoría sueña con aprender a surfear o con un Gran Miércoles, nació esta primavera el M1111, un paraíso dentro del paraíso, el sueño de una vida de un ser excepcional, Marion Muller (‘Pelu’ para los amigos) y de María Hita del Cid, genio y figura; un Beach Club con vocación de referencia en Cádiz, el lugar que cualquiera que busque el placer de los sentidos y el gozo para el espíritu debe apuntarse en sus obligadas referencias.
A diez o quince metros (calculo) en el camino de Setefilla (detrás del El Dorado), quizás por lo que ellas dicen "lo esencial es invisible a los ojos", lo suficientemente alejado del ruido y el bullicio de la carretera que recorre la playa pero a dos pasos del mar, un precioso y apetecible jardín te da la bienvenida con tanta calidez como lo hacen sus anfitrionas, recibiéndote y acomodándote con mimo, como en casa de un amigo atento y dedicado pero con las justas atenciones para que disfrutes y para que nada te falte. Un espacio que se prolonga en su interior, decorado con el mismo buen gusto y talento con el que se ha construido todo en el M1111, desde la barra abasta el huerto en el que crecen algunos de los ingredientes de los platos de su carta. Y buena música todo el día, buenos DJs nacionales seleccionados que amenizan tardes y noches bajo un completo y excepcionalmente limpio cielo plagado de estrellas.
Madera, ladrillo, cueros, blancos, marrones compiten con el verde de una naturaleza viva y azules como el desbordante cielo gaditano, único, que se torna al atardecer en una magia de colores y de luces de ensueño, un espectáculo para vivirlo en primera persona. Ambiente de exquisito buen gusto en el que se integran las referencias al espíritu surfer con las tablas de una escuela cercana y en el que uno se acomoda dejándose llevar disfrutando excepcionales cócteles (como el que te ofrecen de bienvenida) o platos de una carta de aromas, texturas y sabores auténticos confeccionada mano a mano con el indiscutible talento del chef David Benito.
Para nosotros impresicindible dejar al placer del paladar la hamburguesa de Kobe y sus realmente increíbles y dificilmente descriptibles patatas, finas y deliciosas, el taboulé o el calabacín pochado con queso de cabra y miel, la ensalada serrana con bacalao desmigado, naranja y cebolleta o la ensalada “M” de canónigos, piña, nevada con queso de cabra y vinagreta de frutas, y el carpaccio de ternera retinta. Y geniales y contundentes “los huevos de mi ex” (no preguntar), sencillo y sabrosos huevos estrellados con patatas a los pobre, quizás el plato que las anfitrionas recomiendan con más ‘cariño’. Y suma a todo esto la mejor repostería (como la tarta Linzer, la receta de tarta más antigua del mundo) y dulces árabes de otro imprescindible de Cádiz: la Casa del Califa de Vejer.
¿Y el nombre? ¿Por qué M1111? No dejes de preguntarles a ambas en cualquier momento de los que se acerquen a hablar contigo, con vosotros, no obtendrás una respuesta clara sobre la M pero con los números prepárate para entrar en un mundo de coincidencias que te acompañará para los restos con la misma intensidad con la que recordarás la experiencia de haber estado en un paraíso dentro del mismo paraíso.
El plan perfecto: rematar un intenso día de surf y playa en el jardín del M1111, con una hamburguesa, una ensalada, buena música y un coctel entre las manos, riéndote y disfrutando con la genialidad de sus anfitrionas, mientras los colores del cielo dan paso a todas todas las estrellas. Aunque la idea de comenzar ese día con un buen desayuno en el M1111 con la luz de la mañana de Cádiz también se antoja más que apetecible.
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