Dos décadas lleva Nacho Manzano tras los fogones de Casa Marcial, en una pequeña aldea asturiana rodeada de montañas y verde, mucho verde. El que fuera el negocio familiar cuando él y sus hermanos eran unos críos pasó a convertirse tras su regencia en uno de los restaurantes más buscados del noroeste español, haciéndose con dos estrellas Michelín en 2009 y encumbrando a Nacho entre los mejores chefs del panorama nacional.
Hoy Casa Marcial celebra sus veinte años haciendo de la tradición vanguardia, reinterpretando los manjares astures con un mimo que solo los que han mamado desde niños aquella tierra pueden imprimir a sus platos. En su carta hay lugar para una exquisita piel de bacalao con aceitunas, lentejas y hongos, para su sabroso bizcocho de sardinas y foie, para los crujientes tortos de maíz y, como no podía ser de otra manera, para el pulpo, el tomate y las fabes, rotundas, como de otro mundo.
Lejos de Arriondas, ya en la costa gijonense, nos encontramos La Salgar, el restaurante que Nacho dirige junto con su hermana Esther y que acaba de recibir una estrella Michelín, sumando ocho para el principado asturiano y tres para Manzano. La Salgar es cocina creativa, dinámica y desenfadada, es calidad de materias primas e innovación. En las inmediaciones del río Piles, próximo al Museo del Pueblo de Asturias, se encuentra este enclave gastronómico donde es posible degustar desde las infalibles croquetas caseras a platos más elaborados como un suculento bacalao asado con su pil-pil y cebolleta.
En ambos espacios se aprecia el sello de Nacho Manzano y los suyos, un toque delirante de buen gusto que no podíamos encontrar sino en aquella tierra de genuinos verdores y cariñosas gentes.
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