Fue en 1908 cuando a Ferrán Agulló se le ocurrió llamar Costa Brava al pedazo de tierra tocada por el mar que está entre la costa Vermella y el Maresme; y no fue un nombre dicho al azar o al devenir de una idea, era el bautizo perfecto para una zona agreste y bella frente al cálido mediterráneo.
La belleza de la Costa Brava y su Golfo de Roses atrajo a Dalí y a Picasso, a la creatividad y al arte más desbocado y ocurrente, además de a un ingente número de turistas con el boom de todo que fueron los 60 en esta España nuestra. Pero lo que tiene la belleza que nace del fondo de la tierra y de la luz es que sobrevive llegado incluso al punto del exceso y hoy la Costa Brava permanece orgullosa y bella mirando al mar.
Imagínate ahí, en esa costa, con esa calidez y esa luz, frente al mar, e imagina una mesa de estrella michelín... Estás en Els Brancs, un restaurante que guarda historia además de estrella.
Hablamos de un restaurante con vistas que es además parte de un hotel llamado Vistabella, y lo que se ve es el mar, se ve y se degusta, se degusta mientras se ve... porque Els Brancs es una terraza sobre un acantilado y orientada a poniente que, desde el mes de abril, abre sus puertas a las 20 horas cada día -excepto los lunes- para que alimentes cuerpo -ahí está la magia de sus fogones- y espíritu -regalándote un atardecer al día-. Y así hasta que decaiga el verano, momento en el que el equipo de Els Brancs descansa y saca su talento y su creatividad a caminar, para sorprenderte el paladar llegado el siguiente mes de abril.
Déjate seducir por la carta creada por Javier Cabrera, chef de Els Brancs, o saboréalo todo rindiéndote a su menú degustación, en el que no falta la hamburguesa de trufa y foie, ni el chocolate en formas, al gusto. ¿No te mueres por probarlo?
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