En los años sesenta, dos buenos amigos: Alfonso Milá, arquitecto, y Leopoldo Pomés, fotógrafo, abrirán lo que vendría a ser uno de los locales más de moda de Barcelona: el Flash Flash.
Más de 30 años después, un cliente incondicional del restaurante decide traer a Madrid el concepto Flash Flash.
Ya han pasado cinco años desde su apertura, e Ignacio, chef y propietario, nos habla de esta aventura.