La historia dice que por aquelarre se conocía a las reuniones de brujas y hechiceros en honor a Satanás que posiblemente tenían lugar en las cuevas de Zugarramurdi en Navarra o en Amboto, en Vizcaya, por nombrar algunos de los lugares. Pero hoy en día el término de Akelarre hace referencia a algo más atractivo y sobre todo, más sabroso, que consiste también en un ritual, aunque gastronómico y en un templo, el de Pedro Subijana.
Centrémonos pues en el restaurante de este maestro de cocinas, Akelarre, en San Sebastían. Además de su inmejorable ubicación con vistas al Cantábrico desde el Monte Igueldo, como si se sobrevolara la bahía de la Concha, hay que sumar la variedad de combinaciones que la carta ofrece. Hasta tres distintos menús degustación existen que hace que lo difícil resida en la elección del mismo, porque todos los platos se antojan apetecibles.
Así, encontramos el menú “Aranori” (endrinas), el “Bekari” (rúcula) o “Los clásicos de Akelarre”. Y si estos no encajan los gustos del comensal, existe la posibilidad de organizar el menú a su medida para conocer y disfrutar a fondo la cocina de Akelarre. Esta flexibilidad hace que se puedan probar los platos de aquí y de allá, combinarlos con los que la carta ofrece y así gozar de una experiencia culinaria única.
Subijana juega con los sabores, los aromas y los sentidos para que cada plato supere la sorpresa del anterior. Basada fundamentalmente en la cocina tradicional vasca, este chef aporta creación e innovación en cada bocado, lo que le ha llevado a conseguir 3 estrellas Michelin y consagrarse como una institución en el panorama gastronómico.
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