Es como viajar a primera línea de playa sin sacar un pie de Madrid, concretamente, de la mismísima calle Mayor. Allí, en el número 31 del centro más castizo, sopla la brisa, huele a sal y se siente el ambiente festivo de la costa con todo su sabor.
La parte estética la consigue Marta Banús con un estilo playero chic en blanco luminoso solo roto por una composición de Boamistura al hilo del marisco y el pescado que se sirve sobre los platos. La cocina no tiene gran peso no porque no sea importante, sino porque el buen producto apenas se modifica, más allá de unas frituras exquisitas con una mezcla de harinas casi secreta y un aceite de oliva limpio que se llega a cambiar hasta dos veces al día. Y no hace falta más.
¿Quién es el Señor Martín? Los más entendidos conocerán su sello, que es en realidad el de Javier Rodríguez, que ha sabido innovar y ser reconocido en varias ocasiones por su puesto gourmet en el Mercado de San Miguel y que ahora emprende esta nueva aventura profesional siempre ligado al disfrute del buen comer. Su proyecto se concreta en unos llamativos carabineros, navajas, percebes, berberechos, camarones, chipirones, ostras, erizos, salmonetes, sardinas, mejillones… No faltan los típicos cucuruchos de exquisitos calamares y boquerones fritos, junto a otros platos de genuino acento sureño como puede ser el salpicón de marisco.
Fritura, plancha y cocciones son las elaboraciones estrella una vez que el comensal elige su comanda en el mostrador que hay a la entrada o en la pequeña carta que se ofrece. Y no hay mucho más. Es tan sencillo como llegar, ver, señalar, esperar tomando, por ejemplo, un rico y refrescante gazpacho y sentarse por fin a degustar el mar en Madrid. Porque ¿quién dijo que aquí no había playa?
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