Restaurantes

El Club Allard sabe a Zacapa

Es el elegido. El dos estrellas Michelin madrileño es, hasta finales de mes, sede del espacio efímero del considerado mejor ron del mundo.

Zacapa Room, el “pop up” sensorial de la marca de ron guatemalteco, vuelve a la capital para ofrecernos toda su esencia en catas, almuerzos y cenas privadas y un brunch muy especial los domingos con el que la chef, la dominicana María Marte, pretende hacer una prueba piloto con la intención de instaurarlo en el Club Allard cada domingo.

"The art of slow", la calma, el mimo, el disfrute... Es la frase en torno a la que gira la tercera edición en la capital de esta iniciativa que ha contado, en España y fuera de ella, con los cocineros más renombrados del panorama culinario, quienes han mezclado su arte con el de la elaboración de un destilado único.

A Paco Roncero o Ramón Freixa se une ahora Marte, cuyas raíces latinoamericanas se funden a la perfección con las del considerado "el coñac de los rones", producido a partir de miel virgen (la primera prensada de la caña de azúcar) y añejado a gran altura en barricas de bourbon, Pedro Ximenez o Jerez.

Como Zacapa, María entiende su trabajo como algo minucioso, que requiere tanto tiempo como para llevarlo a cabo como tiempo para disfrutarlo. De eso se trata esto del comer y el beber y de esto trata Zacapa Room, de gozarlo sin prisa.

Hasta finales de mes, en el lujoso entorno modernista del Club Allard podremos adentrarnos en la cultura ronera mediante catas destinadas al público, a ciegas, en las que identificar y sentir cada matiz de un alcohol único en perfecta sintonía con uno de sus maridajes estrella: el chocolate. El bombón Hoja de Guacamayo ideado por María Marte pone el toque de intensidad perfecto a las diferentes variedades: El 23, el XO (cuyo última etapa de añejamiento pasa por barricas que han contenido coñac) y el recién presentado Reserva Limitada 2015 inspirado en la tradición Maya.

El brunch dominical (55 euros) consta de los platos estrella de la dominicana en versión reducida y algunos de nueva creación como un postre con el sorprendente protagonismo del azafrán de Villacañas que ella misma llevó a Guatemala en su viaje preparatorio para esta experiencia. Es una muestra más de su afán por fusionar su cultura y la nuestra siempre baja la misma premisa, ese arte de ir despacio.