Ciel de Paris, en el piso 56 de la Tour Montparnasse, el que era hasta 2011 el más alto rascacielos de la ciudad de la luz, hoy el segundo; se trata de un restaurante y bar de champagne que se deja vestir por Noé Duchaufour-Lawrence, reputado diseñador de interiores que, a la vista de la Tour Eiffel a través de los inmensos y elevados ventanales, juega con los muebles y luminarias, la luz y el color para convencernos de que un pedazo del cielo de París al que cantaba Yves Montaigne ha caído en la Tour Montparnasse...
París es siempre una buena idea, decía Audrey y repetía Julia ambas vestidas de Sabrina, pero probablemente este verano lo sea aun más, porque Ciel de Paris mantiene su majestusoa vista de la ciudad del amor y la vida en rosa, vistiéndose de gala y contemporaneidad para ofrecérnosla. Ocres, tostados, dorados y ámbar, los colores del champagne y el glamour, de la magia, la prosperidad y el éxito iluminan el ciel, aun entre sombras, para que la protagonista sea la vida tras los cristales... y en la cocina.
Christophe Marchais y Baptiste Methivier componen una carta, desde los entrantes a los postres, de estilo internacional con el inconfundible gusto de la cocina francesa, platos siempre acompañados por una gran variedad de vinos autóctonos e, inevitablemente, champagne para brindar y festejar o como base de deliciosos cócteles, y es que París, como decía Heminway, es una fiesta.
La fiesta del 14 de julio, por ejemplo, cuando un espectáculo colorista de fuegos artificiales se componga sobre la Tour Eiffel, ante los afortunados ojos de quienes ocupen esa velada el piso 56 de la Tour Montparnasse; e inevitablemente, así como Linus, el único donante de corazón que sigue vivo, se rindió a Sabrina en París, se rendirán ellos a su cielo en Montparnasse.
Ciel de Paris bajo el nuevo diseño de Noé Duchaufour
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