Ragout florentino de tenera con vino tinto y pimienta negra.
Restaurantes

Descubriendo los sabores de la Italia

Brucculino, como las auténticas trattorías italianas, se llena de sabores importados para tu paladar.

Puede que no haya una cocina más universal que la italiana en cuanto a lo que los italianos han sido capaces de encandilar al mundo entero con la pasta, la pizza, el gorgonzola, la burrata o el Lambrusco.

Pero Italia es más rica en sabores y productos que estos clásicos exportados al mundo entero. Lo es desde los fogones de los hogares a la cocina tradicional, desde los nuevos productos de cuidada manufactura a los tradicionales de un país tan largo como su propia historia, muchos de los cuales sólo podríamos haber disfrutado en la misma Italia o en algunos seleccionados delicatessen hasta ahora.

Ignazio Dejas, Italiano, de Córcega, le ha dado una vuelta a su restaurante, a su carta, convirtiendo el Brucculino al espíritu de las clásicas Trattorías italianas en las que se disfruta de la comida preparada al instante y a un precio asequible, y llenando su despensa de productos italianos que aún nos resultan poco o nada conocidos pero que son parte de la cocina tradicional italiana; pastas diferentes como el Malloreddus, lorighittas, paccheri, mezzi schiaffoni, makkarrones de Busa, fregua sarda, embutidos como el Culatello di Zibello, los tocinos di Colonnata o di Arnad, Ventricina, el Strolghino, Mortadella di Prato o los de oca de Mortara, y quesos como Bettellmatt o Castelmagno, Pecorino, o distintos partisanos, compiten con los las salsa de cebolla y queso, de tomate concentrado y con los guisos, caseros todos, como el delicioso Ragout florentino con vino tinto y pimienta, y postres de la mama.

La cocina italiana, siempre garantía, se convierte así en Brucculino en un momento de descubrimiento y de evocador placer, en un entorno acogedor y reducido, con una capacidad máxima de 50 comensales en el que sólo cabe disfrutar de los sabores.