Whitby es un lugar para desayunar, picar algo, comer o compartir un café y té de media tarde aliñado con charlas secretas y otros besos; es un rincón cálido, vintage, acogedor y bello de Madrid en el que podrás acomodarte periódico en mano y en papel para ver como marcha el mundo mientras tú desayunas.
Y es que en Whitby miman el desayuno con ideas propias y otras importadas pero todas deliciosas y apetecibles. Si eres de costumbres castizas en el asunto del comer, no podrás negarte un desayuno madrileño que no puede ser otro más que un café con unas porras o unos churros; si tiras más al sur, al menos en lo gastronómico, nada como acompañar el café de unas barritas con tomate.
Si estás en quienes se cuidan a rabiar, el desayuna sanísimo es el tuyo, muesly con yogurt y brocheta de fruta; a partir de aquí entramos ya en desayunos de corte europeo que empiezan suave, con un sandwich mixto al que puedes añadir un huevo y continuan del modo más tradicional al otro lado del mundo: el clásico desayuno continental -huevos fritos o revueltos acompañados de beans, bacon, paratas...-, el americano -con su buena ración de dulce entre el brownie o la tarta de zanahoria- y uno menos habitual pero no menos delicioso, el nórdico -tostadas de pan de espelta/5 cereales/pasas y nueces/centeno/integral-.
Como Whitby es mucho más que un lugar para desayunar o una buena cocina con interesantes ofertas gastronómicas, se ha convertido en un epicentro de la zona, un lugar de encuentro y descanso en el que hay un ir y venir continuo de gente. Porque es un espacio acogedor y agradable al que, una vez lo conoces, no te queda más que volver y volver...
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