Conejo, cebolla tierna, rosinyols, espárragos y queso de oveja son los ingredientes de una nueva (y curiosa) hamburguesa.
Pero no es la única recién introducida. Junto a ella, otra de carne de entrecot de ternera con huevo poché, crema de múrgulas y sal de hierbas mallorquinas. Si alguien desea abrir boca con otros platos o no le apetece una hamburguesa, se estrenan la crema de espárragos trigueros y la ensalada de pulpo y patatas.
Todo ecológico, de temporada y con la garantía del sellos Slow Food, es decir, con un origen cercano: kilómetro 0.
Abierto al público en 2010, en este restaurante, indudablemente, no falta un buen filete ruso. Faltaría más. Ni tampoco un steak tartar y 14 hamburguesas a la brasa. Entre ellas, por ejemplo, una vegetariana y con acento catalán: esto es, elaborada con judías ganxet y arroz Est any de Pals. Tan recomendable como la de pollo y la de buey de pastoreo. Y sí, cuenta con una terraza en la que ver la vida pasar resulta una maravilla.
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