Los locos del queso están de enhorabuena. La inauguración del Cheese Bar de Poncelet en Madrid ya fue toda una revolución en su momento, llenando la calle José Abascal de una tendencia tan del otro lado de los Pirineos y de inolvidables aromas; Barcelona no iba a quedarse atrás y ya tiene el suyo propio en el interior del hotel Meliá Sarriá.
Etiquetas de toda España y de media Europa se dan cita en su carta. Francia, Italia, Suiza, Bélgica o Irlanda ponen su granito de arena y, por primera vez, también lo hace Estados Unidos, con sus técnicas sin parangón visibles en el Pleasant Ridge Reserve, Rogue River Blue o el Harbison. Como no, las grandes enseñas de Cataluña, el Tupí, Puigpedrós, Uff!, Fermió, Garrotxa o uno de los primeros quesos con pasta cocida de España, el Altejo.
No se degustan solo al corte y sobre tabla, no. Hay mucho más en todos los platos elaborados que contienen, al menos, una clase de queso como ingrediente. Entre los entrantes, por ejemplo, se puede empezar por los bombones de queso manchego y velo de Pedro Ximénez sobre crema de almendra asada; después, continuar con los tomates en almíbar oriental, obleas de queso pasiego y emulsión de romesco, como ensalada, o pasar directamente al capítulo de Guisos y Verduras, donde seleccionar unas setas salteadas con virutas de queso Comtê y jugo de sobrasada mallorquina. No hay que olvidar las clásicas fondues y raclettes ni tampoco los postres como la tierra de Sacher, crema de queso fresco de Madrid y gelée de sidra natural.
Tampoco es todo queso, y por mucho que sea un Cheese Bar también hay posibilidades para aquellos que vayan como meros acompañantes a cumplir el antojo de la pareja en cuestión. Para ellos están los anti quesos: platos previamente marcados en los que el cliente puede solicitar que no se incluya este ingrediente y otros específicos en los que directamente no figura.
Para defensores y detractores, en cualquier caso, la carta de vinos acompaña igualmente bien con un peso importante de los excelentes caldos catalanes. También la de cervezas, un maridaje explosivo que cada vez gana más adeptos. Y todo en el amplio marco diseñado por EstudiHac, que respeta la filosofía de la casa y la actualiza en diferentes espacios como el jardín vertical, la biblioteca lounge o la cava de quesos, como cofre en forma de diamante para todas las joyas que Poncelet guarda en su haber. ¿Las pruebas?
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