Las ideas, las buenas, no surgen de la nada ni de un segundo al siguiente, van tomando forma al fondo de nuestra mente aun cuando nosotros no somos todavía conscientes de ello porque las ideas buenas se alimentan de la curiosidad y la inquietud, del deseo por saber más y ser mejor, de tanto aprendido y tanto más observado... Así, Alkimia tomaba plato en la mente de Jordi Vilà y sala en la de Sònia Profitós cuando ambos apenas se conocían.
De un conocerse al amor y a un restaurante, el primero propiedad de ambos, Abrevadero, que fue el lugar de tomar mesa y mantel y dibujar en él aquella idea que había ido tomando forma al fondo de su mente... Así nace Alkimia, el restaurante de sala sencilla y elegante en la que no falta ni sobra detalle, en la que todo está en su lugar y todo acontece en tiempo y forma, es el hogar de la gastronomía bella, la que sale de la cocina al frente de la que Jordi se hizo merecedor de una estrella Michelín entre otros reconocimientos –algunos valorando especialmente su arte repostero- rindiendo pleitesía a la gastronomía catalana y al tiempo reinventándola, dejando constancia de su manera colorista y compleja de entenderla.
Bogavante a la provenzal, espaldita de lechazo o mediana de buey… cerezas con queso tierno y aceituna negra, fondant de chocolate con helado de menta o pera escalibada con flan de queso; éstas son algunas delicias que podrás degustar en alquimia y que se presentan en tres menús de temporada porque, más allá de la creatividad entre fogones, manda el mercado y los productos de la época.
Si quieres descubrir la textura de la Alkimia del amor y del sabor, no tienes más que visitar el restaurante que lleva su nombre…
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