No, no es un restaurante étnico ni el aroma o sabor de las especias son la nota dominante. Pero sí que es cierto que el nombre de Dabbawala procede de la India. Se refiere a esos chicos que transportan las cestas de almuerzo desde la residencia de los trabajadores y hasta su oficina. Una vez vacías, saciado el apetito, las devuelven al punto de partida. Y así, cada día. La red funciona a la perfección.
Pero en Madrid, apenas a unos metros de la calle Santa Engracia, en la llamada Españoleto, este nombre descubre un novísimo restaurante. Es un espacio cálido, gratamente decorado, salpicado de fotografías, con copas de diversos cristales y colores sobre las mesas y atendido por un amable equipo, dirigido por Pablo Tamargo, y con un chef, Luca Rodi, que borda los platos.
Sí, todo ello es posible, de ahí que cualquier noche de martes, en la sala, multitud de mesas den buena cuenta de las especialidades. Y repitan y piensen que es un espacio diez para las cenas de empresa que en apenas unas semanas deberán celebrar
La cocina es de temporada, creativa y con influencias de multitud de rincones. Y es que Rodi, conocido por muchos tras su aventura en el restaurante Edulis, ha viajado por medio mundo. De dichas experiencias, irremediablemente, sus platos están cargados de matices peruanos, asiáticos, italianos, mexicanos…
Otro dato interesante es que todos las especialidades se presentan en medias raciones para que si lo desean los comensales, puedan compartir. Y es que, efectivamente, una vez revisada la carta, apetece todo. De principio a fin.
¿Empezamos ? Quizá con los mejillones en escabeche, con el auténtico sabor de las cosas hechas en casa, con cariño. Deliciosas, además, las alcahofas con cigala y velouté de coliflor o el pato azulón a la pimienta verde con peras al jengibre.
¿Más ? Quizá tortellone de calabaza con vieiras y mantequilla de salvia; ravioli de changurro; caballa ahumada con tomate semi seco y sopa de wakame; o ají de pollo ecológico con huevo poché.
Ah, es preciso dejar hueco para los postres, también caseros, entre otros, la tarta fina de manzana con sorbete de manzana verde o el bizcocho de zanahoria con jengibre en sopa de chocolate blanco Ras el Hanout.
Por éstas y otras muchas razones, nos quedamos en Dabbawala, una dirección altamente recomendable. Y esperamos que quizá algún día, Pablo y Luca cumplan su sueño de crear una red de transportadores de tuppers. Aquí, en Madrid. Muy cerca.
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