Restaurantes

25 años de la mejor cocina vasca en Gaztelubide

Por fuera, más moderno y actual. Por dentro, tan exquisito como siempre.

Que Gaztelubide es uno de los vascos de referencia de Madrid nadie lo duda. Su asidua clientela lleva medio cuarto de siglo dejándolo claro y su cocina, de la que salen deliciosas recetas de temporada, también.

Ahora sopla las velas de su aniversario y lo hace renovándose con un soplo de aire fresco para acercarse, tal vez, a un comensal más actual que no renuncia, sin embargo, a sus exquisitas propuestas tradicionales. El espacio, en la urbanización de La Florida, ya estrenó una espectacular terraza acristalada en 2014 y ahora la completa con unos interiores más modernos, más amplios y luminosos en línea con las recetas que en él se sirven. Sabores de siempre, sí, pero que miran hacia el futuro aunque nunca olviden su pasado. He ahí la clave del éxito y también de esta actualización espacial que no elimina elementos como el fantástico artesonado del techo o la barra.

La elegancia es protagonista en todos los sentidos. En las mesas perfectamente vestidas con mantelería de hilo, en el atento servicio de las mismas, a cargo de José Luis García, en la composición de los diferentes platos sin llegar a ocultar una materia prima de diez. Si lleva 25 años en el candelero es precisamente por cuidar los detalles en todos los aspectos, en lo más tangible y en lo más experiencial.

Experiencia, sí, esa sería la palabra. Desde el momento de cruzar por la puerta y probar su mítico salpicón de mariscos hasta el instante de la copa, pasando antes por toda una oda al mar (el rodaballo relleno o el erizo serían dos de los muchos imprescindibles) y también a la tierra en carnes que emocionan ahora y que lo llevan haciendo desde que en 1962 Darío Prada abriese su primera sede en Comandante Zorita.

Hoy, desde La Florida, con exteriores e interiores de ensueño, Gaztelubide sigue siendo lo que fue pero consigue como no muchos otros adaptarse a los tiempos, seguir siendo estandarte de una línea tradicional que, gracias a ejemplos como este, sigue (por suerte) sin pasar de moda.